PLáSTICA
“En Cromañón hay mucho que no se dice”
–¿Qué piensa de la tragedia de Cromañón?
–Podría haberle pasado a cualquiera, pero le tocó al que le tenía que tocar. Eso sucedió porque hubo cosas que jamás se cuidaron. Los responsables somos todos. Es que se habla poco sobre lo que pasa tras la música. No se habla de las cuestiones económicas, pero es complicado hablar. Lo cierto es que ahora lo under va a tener serios problemas, a quienes están dando las nuevas medidas, quienes están organizando todo, les importa tres carajos lo que pueda suceder. A un shopping de Liniers se le cayó un techo después de haber sido habilitado.
–Los Redondos también vivieron un crecimiento exponencial.
–Desde que empezamos a tocar, siempre hubo cada vez más gente. Hay veces que no se puede manejar el fenómeno. Alguna vez, aun cuando recién empezábamos, tratamos de hacer ciclos para que la gente fuera en cuotas, pero iban todos, todos los días. Hay una cuestión cultural, pero eso no tiene tanto que ver con los músicos, es difícil medir la responsabilidad, porque cuando estás por salir a tocar, cuando estás arriba del escenario estás con la cabeza en otra cosa.
–¿Hay cosas que todavía no se dicen?
–Está lleno de cosas que no se dicen. Nosotros dejamos de tocar, y tocábamos una vez al año. Cada vez que volvíamos había más gente. Fue una pelota que creció, y eso afectó al funcionamiento. No se podía tocar, nos la pasábamos ensayando todo el tiempo. A mí me hubiese gustado tocar más y ensayar menos, pero la movida se volvió inmanejable y como no salíamos al exterior, nos dedicábamos a ensayar. Me hubiese gustado salir afuera, pero habría que preguntarles a los muchachos por qué no lo hicimos. Lo que hay que decir es que detrás del mundo del rock hay gente que está pensando en el negocio. Esos deberían hablar más.