EL PAíS › EN EL AMBITO PRIVADO, EL 50 POR
CIENTO DE LOS BEBES YA NACE POR CESAREA

“Ha cambiado la forma de nacer”

Los partos quirúrgicos en clínicas y sanatorios son el doble que en los centros públicos. En promedio, uno de cada tres partos en el país son por cesárea. Los datos pertenecen a una investigación de la OMS en América latina. Aquí, las razones del incremento de cesáreas y el debate sobre esa alternativa.

 Por Mariana Carbajal

En Argentina, uno de cada tres bebés nace por cesárea. En clínicas y sanatorios privados los partos quirúrgicos duplican a los del sector público y llegan al 50 por ciento del total de nacimientos. Así lo reveló un estudio –al que tuvo acceso Página/12– de la Organización Mundial de la Salud sobre los nacimientos del último cuatrimestre de 2004. “El dato más llamativo y dramático es que el porcentaje de las cesáreas sigue aumentado. Estamos preocupados: ha cambiado la forma de nacer”, señaló el médico argentino José Villar, director de Salud Materno Perinatal de la OMS en Ginebra, al presentar en Buenos Aires los resultados de la investigación. El relevamiento se realizó paralelamente en otros siete países latinoamericanos y mostró una tendencia de incremento similar para toda la región. Con estos guarismos, la entidad abrirá un proceso de análisis para establecer si es necesaria una intervención para bajar la cantidad de cesáreas ante la presunción de que una gran proporción sería injustificada y respondería a la comodidad de los médicos y a evitar posibles juicios de mala praxis. El tema genera una fuerte polémica entre los obstetras que defienden el parto vaginal contra los partidarios de las cesáreas (ver aparte).
El estudio abarcó una muestra de 12 mil nacimientos en el país producidos entre el 1º de septiembre y el 31 de diciembre último, en 18 hospitales —públicos, privados y de la seguridad social– de la ciudad de Buenos Aires, Río Negro y Córdoba. Las provincias fueron elegidas al azar por la OMS, al igual que los centros médicos, con la única condición de que atendieran más de 1000 partos anuales, según detalló Villar a este diario. Argentina fue uno de los ocho países latinoamericanos que participaron de la investigación. Con una velocidad inédita para un estudio de esta magnitud, en toda la región se analizaron las historias clínicas de 106 mil nacimientos –de 118 hospitales y sanatorios de los tres sectores– de Brasil, México, Nicaragua, Ecuador, Cuba, Paraguay, Perú y Argentina.
El promedio de cesáreas para Latinoamérica fue del 35 por ciento de los nacimientos, el mismo porcentaje registrado en la muestra argentina, con las mismas diferencias entre sectores detectadas en el país: alrededor del 25 por ciento en hospitales públicos y más del 50 por ciento en clínicas privadas. El país con menor proporción de partos quirúrgicos resultó Brasil, con un 30 por ciento. Y los mayores guarismos correspondieron a Ecuador y Paraguay, con un promedio del 40 por ciento. En Cuba se produce el mismo porcentaje de cesáreas que en Argentina.
“Estamos muy preocupados. Es improbable que la especie humana requiera más de un tercio de intervenciones en los nacimientos. No es lógico”, planteó Villar, en diálogo con Página/12. “Esta investigación muestra un cambio médico, social y cultural establecido en el patrón de nacimientos”, agregó.
Al analizar las causas asentadas en las historias clínicas estudiadas en el país, la OMS encontró que en un 40 por ciento de los casos el parto quirúrgico se produjo porque la parturienta tenía una cesárea anterior y en un 30 por ciento se indicó por un diagnóstico presuntivo de que la criatura era muy grande para el tamaño de la pelvis de la madre. Pero detrás de estos porcentajes se encuentran otras razones. “Aumentan por una serie de factores. Hay médicos que consideran más segura la cirugía que el parto vaginal, hay un cambio en la práctica médica de no atender partos difíciles, también influye la comodidad para el obstetra que implica programar la cesárea frente a la imprevisibilidad de un parto natural”, explicó Villar.
Hasta hace poco, la OMS sostenía que sólo se justificaba un 15 por ciento de las cesáreas y el resto eran “innecesarias”. Actualmente, ese porcentaje está en discusión. Por esa razón, la entidad internacional impulsó este estudio a nivel latinoamericano, que se está replicando en Africa y el año próximo se hará en Asia. “Con estos primeros resultadosvamos a impulsar un movimiento de reflexión y análisis en todos los estamentos involucrados, desde los médicos, los hospitales, las clínicas hasta la sociedad civil, para determinar si es aceptable este aumento del número de cesáreas o es necesaria una intervención para que disminuyan”, concluyó Villar, quien destacó la importancia de la investigación, por la cantidad de centros médicos involucrados y la celeridad con que se procesaron sus resultados. “Para el estudio capacitamos a unos seiscientos profesionales de toda la región. El otro punto extremadamente novedoso es que la entrada de los datos se hizo on line y –casi como en una elección– hemos obtenido los resultados en tiempo record. Este sistema quedará para otras investigaciones”, señaló.
Causas y consecuencias
El aumento del número de cesáreas tiene un impacto económico preciso. Aunque en el país el nomenclador médico no establece diferencias en los honorarios del obstetra entre una cesárea y un parto vaginal, la estadía hospitalaria se duplica en los casos de partos quirúrgicos, a lo que hay que agregar gastos de antibióticos y de la cirugía. Se estima que para el sistema de salud, una cesárea es dos a tres veces más costosa que un parto normal.
Según explicó Villar, en términos médicos, el parto quirúrgico representa mayores riesgos para la salud de la madre de infecciones y morbilidad. Para el bebé, en cambio, no hay evidencias claras de que haya un incremento de los riesgos.
El argentino Fernando Althabe es obstetra y epidemiólogo y trabaja en la Unidad de Investigación Perinatal del Hospital de Clínicas de Montevideo, Uruguay. El aumento de las césareas en Latinoamérica ha sido uno de sus temas de estudio reciente en el Centro Latinoamericano de Perinatología de la OPS, donde se desempeñó hasta hace unos meses. “No hay evidencia científica de que los problemas para los cuales la cesárea es una mejor solución se hayan incrementado”, indicó a Página/12. Entre las indicaciones médicas para el parto quirúrgico –mencionó Althabe– figuran el sufrimiento fetal agudo y la presencia en la madre de alguna enfermedad del embarazo como hipertensión severa o hemorragias durante la gestación. “Estos problemas tampoco aumentaron”, objetó.
Según su visión, uno de los factores en juego es el temor a un juicio por mala praxis. “Los médicos prefieren realizar una cesárea así se cubren de eventuales denuncias si ocurren complicaciones en el parto”, precisó. Pero para Althabe, una de las razones más influyentes en esta tendencia que está cambiando la forma de nacer en Argentina y también en el resto de Latinoamérica tiene que ver con un sistema de atención privada de las embarazadas demasiado personalizado, y al mismo tiempo que cada vez más existe una precarización del empleo médico. “Las mujeres en el sector privado eligen a un médico en particular para que las atienda durante todo el embarazo y el parto. Para poder organizar su vida en momentos en que para sobrevivir necesita trabajar en varias instituciones, al obstetra le resulta más simple programar una cesárea. Un parto quirúrgico implica menos horas de dedicación que un parto vaginal y muchas veces los obstetras no disponen del tiempo para esperar el trabajo de parto. En los países donde tienen menor índice de cesáreas, los médicos trabajan en equipo y las parteras tienen un mayor protagonismo”, apuntó Althabe. Una cesárea planificada le demanda al médico alrededor de 45 minutos mientras que el trabajo de parto de una primeriza puede extenderse entre 8 y 12 horas y le exige al obstetra estar pendiente la mitad de ese tiempo.

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