EL MUNDO › AUMENTA EL RECHAZO POPULAR FRANCES A LA CARTA MAGNA EUROPEA

¿Queremos una Constitución? ¡Non!

El “no” en las encuestas francesas a la Constitución europea que se plebiscita el 29 de mayo ha superado al “sí”, lo que puede destruir todo el proceso de unión continental trabajosamente construido.

 Por Eduardo Febbro

Los partidarios del “sí” a la Constitución europea, cuya aprobación será sometida a referéndum el próximo 29 de mayo, viven una pesadilla política. En un abrir y cerrar de ojos, la tendencia del electorado francés cambió de rumbo. La adhesión a la Carta Magna se volvió minoritaria y pasó de un más del 60 por ciento de intención de votos a favor a un 55 por ciento en contra en apenas siete días. Lo que se presentaba como un trámite formal terminó por convertirse en un rompecabezas, no sólo para la mayoría conservadora gobernante, que corre el riesgo de que el voto se desplace a la figura de “voto sanción”, sino también para la oposición socialista.
El PS francés recién pudo elaborar una posición coherente a favor de la aprobación después de un agitado debate y de una consulta de los militantes en la que se jugó el destino de la línea política del actual primer secretario del partido, François Hollande. Pero la irrupción de una mayoría nacional contra la adopción de la Constitución movilizó a sus adversarios y despertó el apetito de venganza de un electorado para quien las urnas representan una oportunidad para protestar por el deterioro social, manifestar su miedo a una Europa demasiado liberal y sancionar al gobierno conservador por sus numerosos desaciertos.
La izquierda y la derecha constitucionalistas se ven enfrentadas a un cóctel de ingredientes explosivos. Los sondeos revelan que son precisamente los votantes de la izquierda, en particular los socialistas, quienes empujan la locomotora del “no”. El rechazo gana mucho terreno entre los sectores sociales más modestos, es decir, un segmento tradicionalmente cautivo de la izquierda. Pierre Giacometti, director del instituto de sondeos Ipsos, resalta que la “dinámica del ‘no’ ilustra el elevadísimo grado de inquietud económica y social que hay en el país. Además, la impopularidad del poder y la invisibilidad del proyecto europeo explican el incremento del voto contra la Constitución”. Cinco sondeos consecutivos han ido marcando la progresión del “no”, que empezó ganando con un 51 por ciento de intenciones de voto para alcanzar en la actualidad el 55 por ciento. Para un 45 por ciento de los franceses la victoria del “no” no cambiará nada y sólo un 20 por ciento estima que la negativa comportará “una crisis en Europa”.
Desde hace una semana el pánico cunde a tal punto entre las filas del “sí” que el PS se vio obligado a realizar un “operativode seducción”. Con gran lujo y mucho ruido, los socialistas crearon un comité de apoyo a favor de la Constitución que se asemeja a una multinacional electoral. Artistas, intelectuales y científicos del mundo entero componen este “brazo cultural” que consta de 250 miembros. Entre ellos figuran el mexicano Carlos Fuentes, los españoles Pedro Almodóvar y Jorge Semprún, el filósofo Bernard-Henri Lévy –derecha–, Sylviane Agacinski –esposa del ex primer ministro Lionel Jospin–, Robert Hossein, el coreógrafo francés Maurice Béjart, el Premio Nobel de Literatura italiano Dario Fo, el cantante británico Peter Gabriel, la soprano estadounidense Barbara Hendricks, el historiador francés Jacques Le Goff, la actriz Jeanne Moreau, el director de orquesta italiano Ricardo Muti, el actor francés Michel Piccoli, el director de cine italiano Francesco Rosi y el Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel.
Izquierda y derecha batallan juntas por una misma meta cuando en realidad todo las separa. Francia asiste así a un paradójico teatro electoral: el jefe de gobierno conservador se ha puesto a la cabeza del campo del “sí”, donde también está el líder de la oposición socialista. La causa europea los ha unido pero los electores se están encargando de trazar los límites del pacto constitucional. Nadie se animaba a creer que los franceses, cuyo Estado es el fundador de la Constitución europea, osaran decir “no” a un tratado cuya entrada en vigor depende exclusivamente de que los 25 Estados de la Unión Europea lo ratifiquen. Sólo falta que uno de ellos lo rechace para que el edificio no se construya. Y ese Estado puede ser Francia, con la consiguiente influencia que puede tener en los demás que aún dudan en hacerlo.

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El presidente francés, Jacques Chirac, debió unir fuerzas con los socialistas por el “sí”.
 
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