Lunes, 26 de abril de 2010 | Hoy
El sábado 3 de abril, en un reportaje, el diputado y titular de la Coalición Cívica-ARI bonaerense, Horacio Piemonte, habló de la existencia de un “progresismo mogólico”. Y lo hizo para referirse, en rigor, a los sectores políticos que apoyaron las decisiones judiciales que permitieron al Gobierno hacer uso de las reservas para pagar deuda externa.
Extraña que este dirigente político, quien alguna vez dijo mostrar cierta preocupación por algunas cuestiones relacionadas con la educación especial en la provincia de Buenos Aires, utilice el término “mogólico” para descalificar a quienes no piensan como él y, más grave aún, para insinuar que su posición es más inteligente.
Sugiero a Piemonte que, de ahora en adelante, tenga más cuidado a la hora de hablar. La manera en que utilizamos las palabras importa –y mucho– en la construcción del lenguaje, ya que a partir de éste creamos escenarios para relacionarnos con nuestros semejantes. Cuando las palabras, además, encierran un significado peyorativo respecto del que tenían en sus orígenes (en este caso “mogólico”, en relación al síndrome de Down) pueden dañar la dignidad no sólo de las personas a quienes se las dirige, sino, y sobre todo, la de aquellos a quienes hacen referencia de manera despectiva.
Invito a todos aquellos que utilizan la palabra “mogólico” a modo de insulto a reflexionar sobre el mensaje de la última campaña de Asdra: “Cuando decís mogólico no estás insultando, estás discriminando”.
Raúl Quereilhac Presidente Asdra
Asociación Síndrome de Down de la República Argentina
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