Siempre pensé que la “dictadura militar” no comenzó el 24 de marzo de 1976. Podría nombrar a una decena de amigos y conocidos que ya estaban exiliados a esa fecha o que ya habían sufrido los problemas que se involucran tras de la llamada Triple A, incluida la “Operación Cóndor”. Pero nunca exterioricé ese pensamiento, pues, a mérito de ciertas situaciones particulares vividas, me sonaba como autodefensa. Aceptaba la fecha del 24 de marzo como la del comienzo del horror. Merced a la difusión que ha tenido la “extensión” al gobierno civil anterior del periplo del horror es que comencé a pensar en denunciarle al juez federal competente para la investigación aquello que me había ocurrido días antes del 24 de marzo, con la intención de colaborar con su tarea, aunque sin saber si, en realidad, mi relato le servía. Pero nunca me decidía a relatarle el episodio. El sábado 10 de febrero Página/12 publicó en la tapa el episodio sintéticamente. No imagino quién se habrá interesado por él, quién lo habrá hallado merecedor del “pirulo de tapa”. Me decidí ahora a escribirle al juez federal para relatarle con pormenores aquello que le pasó a mi familia por el ejercicio de mi función de juez, incluso en homenaje a los dos secretarios judiciales que me acompañaron en esa ocasión, ya fallecidos. Agradezco al periodista anónimo de Página/12 por haberme insuflado esa valentía con su publicación, que él, seguramente, no imagina el asombro que me provocó, cuando, como siempre, comencé a leer Página/12 antes de salir a trabajar.

Julio B. J. Maier

DNI 06.512.645