Docentes

Qué pena Sr. Macri. Creía en Ud. Pensé que el amor uniría a Buenos Aires, y no el eterno espanto. Explicó que “la cultura del trabajo” sería su objetivo e indicó que no habría más licencias docentes. Nos agredió considerando falsas nuestras licencias. Los corruptos hacen mal uso de ellas. Sin embargo, la mayoría de quienes no tienen “cultura del trabajo” no son docentes. Si señala una parte enferma de la sociedad, nombre a todas o pecará de lo mismo que cuestiona. La mayoría de los docentes trabajamos. Muy pocos sectores sociales pueden igualar al nuestro en honradez. No se combate la rabia matando a un perro. Si generaliza, por favor tenga en cuenta que la mayoría de los docentes se compromete a diario con su esfuerzo. Nuestros reclamos siempre se tergiversan. Luchamos por un Fondo Nacional Educativo y nos opusimos a un sistema importado de España, donde fracasó. Antes de juzgarnos, debiera contemplar la incomprensión y postergación ante una sociedad cuyos valores éticos y morales son opuestos a los que educamos y se espera que enseñemos. “La cultura del trabajo” es enseñada con el ejemplo. Es imposible ser docente sin ser decente. Se nos emplea para tareas que implican idoneidad, responsabilidad, sin reclamos. “Siempre listos”, por la misma retribución. Pero es inconcebible que un docente ejerza el derecho constitucional de peticionar a las autoridades. Enseñamos a ser libres. Paradójicamente, somos sumisos ante la sociedad. Se confunde nuestra vocación con “apostolado”, que significa “misión”, no votos de pobreza. “La cultura de trabajo” la tenía un docente neuquino (Fuentealba) asesinado al reclamar por su sueldo. No tomaba licencias. Pretendía el “blanqueo” del salario. Antes de ver la paja en el ojo ajeno, mire la viga en el propio. Pero... nuestro objetivo es “educar”. Por eso, seguiremos luchando en pos de quitar a nuestra Argentina de su noche de ignorancia, con la pluma y la palabra.

Adriana C. Lenardon
DNI 1.313.618