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Todos los días, durante siete años, un paciente del Hospital Borda trabajó en una de las paredes del fondo del neuropsiquiátrico realizando un sobrerrelieve de unos dos metros de ancho por cuatro de altura. La obra realizada en los ‘60 impresionó tanto al psiquiatra Eugenio López de Gomara, jefe en ese entonces del servicio 23 a cargo de pacientes crónicos y esquizofrénicos, que quiso conservarla. Sin embargo, cuando las autoridades de esa época decidieron reciclar parte de la infraestructura edilicia, no tomaron en cuenta que se trataba de un objeto artístico realizado por un psicótico, y todo quedó hecho escombros.
Esos hechos no le impidieron a López de Gomara avanzar en algo que le quitaba el sueño: cómo buscar efectos terapéuticos en los pacientes a través del arte y de su libre expresión. Por eso creó el Taller de Libre Expresión, donde los enfermos comenzaron a practicar artes plásticas con absoluta libertad. “Con parte de la producción de pinturas y cerámicas realizadas, yo fui armando una colección que se expuso en su momento en la galería Witcomb y hasta recorrió París”, confiesa López de Gomara sobre estas obras que, en su momento, fueron seleccionadas por el crítico Jorge Romero Brest por su interés artístico, y que se están exhibiendo actualmente en la Sala 10 del Centro Cultural Recoleta (Junín 1930).
La muestra “Arte y locura” está organizada por Arte BA Fundación y puede visitarse de martes a viernes de 14 a 21, y sábados y domingos de 10 a 21. En el Recoleta, el público se encontrará con dibujos, pinturas, fotografías, objetos y cerámicas realizados por los llamados “maestros esquizofrénicos”, cuyos trabajos se inscriben en lo que Jean Dubuffet calificó como Art Brut. Es decir, arte en estado salvaje y espontáneo realizado sin formación técnica. Además de las obras de la colección de López de Gomara, la exposición se completa con dibujos y fotografías realizados por pacientes actuales del Borda (donde funciona un taller de similares características al que fundó López de Gomara) que pertenecen a Juan Cambiaso, coleccionista y vicepresidente de la fundación.
López de Gomara aclara que no es el primero en coleccionar este tipo de trabajos: “La primera persona que formó una colección de estas características fue Pinel, aquel psiquiatra que sacó las cadenas a los psicóticos en la época de la Revolución Francesa”, narra el psiquiatra. López de Gomara no quitó cadenas, pero abrió las puertas de su consultorio en los ‘60. “Era un servicio de muchos crónicos que estaban abandonados y lo primero que hicimos entonces fue abrir las puertas del consultorio. Entonces los enfermos entraban y salían dentro del hospital. Sirvió mucho porque se vieron tratados de otra manera”, recuerda.
De los 250 trabajos que López de Gomara conserva desde su jubilación en 1983, hubo que hacer una selección para la exposición. A la hora de la selección eligió “los que eran más llamativos y creativos, porque no todos los psicóticos crean y algunos lo hacen con más fuerza que otros”, describe. La muestra está subdividida en áreas temáticas: “Una de ellas es la zoología fantástica, otros son autorretratos, algunas obras que son miradas de los pacientes a los médicos”, describe la curadora Corina Bellati de Otero Monsegur. Comenta López de Gomara: “En el recuerdo de estos momentos del taller y las exposiciones resaltan las experiencias vividas con los psiquiatras y psicoanalistas que concurrían, con los artistas y críticos que colaboraron con su intuición y talento, y especialmente con aquellos pintores psicóticos que nos descubrieron una forma de comunicación vivaz y apasionante”.