Como en casi todas las cosas de la vida –quizás el “casi” esté de más–, no habiendo memoria, pero memoria de la buena, no selectiva ni trucha, uno no sabe bien ni de dónde viene, ni dónde está, ni hacia dónde va. La memoria no es solamente pasado. Es, curiosamente, también presente y futuro. Tal como lo fue el lunes 24 de marzo recordando que la última dictadura cívico-militar se instaló treinta y dos años atrás. Y vale entonces para todas las cosas de la vida. Ya definitivamente sin el “casi”.

Así como la memoria trucha podrá decir alguna vez, dentro de muchos años, que el folklore nació en la Argentina con Los Nocheros, o el tango con Rodolfo Biaggi, en el anexo de Independiente en Villa Dominico campean fotografiados iconos K como Hugo Moyano, como para que la memoria selectiva –y por lo tanto trucha– en algunos años más suponga que la gremial de los camioneros (que operó, entre otras cosas, para que se vaya Pedro Troglio) forjó también la bonanza del club ganador de tantas cosas, olvidando a Canaveri, Lalin, Ravaschino, Seoane, Orsi, Maril, Villariño, los dos De la Mata, los dos Sastre, Erico, Fernando Bello, Micheli, Cecconato, Lacasia, Bonelli, Grillo, Cruz y, por supuesto, más acá, Ricardo Bochini y tantos otros.