Todas buenas noticias: la Selección Argentina volvió a ganar, estableció un record olímpico, mostró el rendimiento más depurado en lo que va de los Juegos, descubrió que los suplentes pueden jugar tan bien como los titulares y le toca un rival accesible como Holanda en los cuartos de final. En resumen, fue victoria sobre Serbia, con tantos de Lave-zzi (de penal) y el debutante Buonanotte (de soberbio tiro libre); pudo ser más amplia la diferencia si a Di María no le contienen un penal (¡por duplicado!) y no se precisó ni a Messi ni a Riquelme para que el equipo funcionara.

La Argentina dominó el encuentro controlando el balón frente a un equipo que no se decidía a salir al ataque pese a que precisaba la victoria. Aunque ni Buonanotte ni Sosa, los enganches del equipo, asumieron el rol de conductores, la pelota pasaba por los pies de Gago –fundamentalmente–, de Banega –muy poco mezquino con el trato y de gran movilidad– y de Di María –el mejor conductor del medio hacia arriba– para buscar las espaldas de la defensa serbia y los piques de Lavezzi, que fue más entusiasta que preciso. Con todo, el equipo nacional fue creando situaciones de gol hasta que le llegó la oportunidad de abrir el marcador cuando a Di María le tocaron el pie de apoyo en el área. Fue Lavezzi el ejecutor, con un remate bajo. La ventaja era justificada y, por momentos, exigua.

Los serbios se vieron obligados a adelantarse y pusieron en algunos aprietos a la defensa argentina, en la que se destacó claramente Javier Mascherano en una desacostumbrada función de líbero. También el arquero Sebastián Romero tuvo algunas atajadas llamativas, evitando el empate.

En el segundo tiempo se apagó un tanto la dinámica del equipo argentino, a causa lógica del calor y la humedad reinante, mientras el rival continuaba intentando hilvanar alguna jugada de riesgo con la que empatar. Pudo aumentar la Argentina cuando el discreto árbitro omaní vio una presunta falta en el área a Lautaro Acosta, que había ingresado por Lavezzi: Di María remató el penal de manera anunciada, el arquero Stojkovic lo contuvo adelantándose, el juez hizo repetir la maniobra, pero salió calcada (el argentino es delantero del Benfica portugués y el serbio es el arquero del Sporting, el clásico rival), y el partido continuó con la mínima diferencia. El juego de la Argentina mantuvo su fluidez, Gago y Di María mantuvieron el perfil alto, Batista reservaba a Messi pese al insistente pedido de los espectadores chinos, y una falta a Acosta derivó en la exquisita ejecución del tiro libre por parte de Buonanotte, de zurda por encima de la barrera, contra el palo más alejado del arquero. Era el 2-0 a ocho minutos del final. El record de nueve triunfos olímpicos –que supera al establecido por Uruguay en 1928, con 8– estaba asegurado.

Efectivamente: después de la caída 3-2 ante Nigeria en la final de Atlanta 1996, la serie victoriosa de Argentina se inició en Atenas, con una goleada a Serbia y Montenegro (6-0). La racha continuó con Túnez (2-0), Australia (1-0), Costa Rica (4-0), Italia (3-0), Paraguay (1-0), y se prolongó en Beijing con Costa de Marfil (2-1), Australia (1-0) y Serbia. El dato curioso es que Javier Mascherano estuvo presente como titular en todos los encuentros de esta racha. “La verdad es que no lo sabía –dijo al enterarse–. Es un orgullo para mí. Esperemos que no quede en nueve partidos y sean muchos más.” Ojalá.

2- ARGENTINA

Romero; Pareja, Mascherano, Fazio; Zabaleta, Gago, Banega, Di María; Sosa, Buonanotte; Lavezzi.

DT: Sergio Batista.

0- SERBIA

Stojkovic; Jovanovic, Rajkovic, Kacar, Kolarov; Z. Tosic, Zivkovic, Smiljanic, Fejsa, D. Tosic; Mrdakovic.

DT: Miroslav Djukic.

Estadio: De los Trabajadores (Beijing).

Arbitro: Abdullah Al Hilali (Omán).

Goles: 12m, Lavezzi (A), de penal; 82m, Buonanotte (A).

Cambios: 42m, Tomovic (S) por Jovanovic; 67m, Monzón (A) por Sosa; Gulan (S) por Zivkovic; 72m, Acosta (A) por Lavezzi; 85m, Tadic (S) por Z. Tosic.

Incidencias: 80m, Stojkovic (S) le contuvo un penal a Di María (A); 90m, expulsado D. Tosic (S).