Sábado, 22 de noviembre de 2008 | Hoy
DEPORTES › FUERA DE LA CANCHA, LA RELACIóN DE NALBANDIAN Y DEL POTRO ES TIRANTE
Puertas adentro, el tandilense no se lo banca al cordobés, que estaría disputando su última Copa Davis. El padre de Del Potro y su entrenador Franco Davin convencieron al jugador de no entrar en conflicto. Pero las miradas matan...
Por Ariel Greco
Desde Mar del Plata
La posibilidad de obtener la ansiada Copa Davis por primera vez en la historia está por encima de todo. Es la oportunidad de ganarse el bronce para siempre y así lo entienden los jugadores, el cuerpo técnico y los allegados. Por eso, con la famosa Ensaladera funcionando como zanahoria delante de las narices, los egos personales están quedando relegados. Sin embargo, la relación en el equipo, en especial entre David Nalbandian y Juan Martín Del Potro, las dos estrellas del plantel, es cada día más tirante.
Las circunstancias remontan a 1981. En aquel momento, cuando Argentina disputó su primera final de Copa Davis en los Estados Unidos, Guillermo Vilas y José Luis Clerc ni siquiera se hablaban, por más que jugaban los dos individuales y el dobles. Ahora, la situación es bastante diferente, pero la relación entre los dos mejores tenistas argentinos no es buena. Incluso trascendió que tuvieron un encontronazo durante el último torneo de París-Bercy, cuando se enfrentaron por tercera vez consecutiva en tres semanas. Al cordobés no le gustó nada que Del Potro lo desmintiera y se pronunciara a favor de la sede de Mar del Plata, cuando él aseguraba que todos los integrantes del equipo querían jugar en Córdoba.
Otro foco de conflicto se generó a partir de un reclamo económico de Nalbandian, que pidió cambiar las condiciones históricas del reparto de premios que los jugadores habían arreglado con los dirigentes de la Asociación Argentina de Tenis hace unos años, cuando se instalaron en el Grupo Mundial.
Aunque públicamente no para de elogiarlo y de reafirmar que es el líder del equipo por más que el ranking indique lo contrario, Del Potro está molesto con algunas actitudes de Nalbandian. Sólo el objetivo primordial de ganar la Davis y la influencia del entorno del tandilense evitaron que el conflicto estallara. Tanto su padre, Daniel, como su entrenador, Franco Davin, se encargaron de tranquilizar y aconsejar al número nueve del mundo, para que mantenga la calma y solamente se focalice en el juego.
Además de la posibilidad histórica, hay otra cuestión a tener en cuenta. Está claro que esta serie será la última que dispute Nalbandian para Argentina durante un largo tiempo. Su relación con las actuales autoridades de la AAT, sus desplantes y críticas hacia el presidente Enrique Morea, su bronca por el reparto de dinero y por el cambio de sede de la final, además de la necesidad de priorizar su carrera buscando por fin ganar un Grand Slam, son argumentos demasiado poderosos. Ni hablar si además consigue este año el ansiado trofeo. Por eso, Del Potro y su gente saben que sólo es cuestión de aguantar este fin de semana, cerrarlo con toda la gloria y arrancar el próximo año bajo otras condiciones.
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