Desde Mar del Plata

El contraste fue notorio. El mismo público que colmó el estadio Polideportivo Islas Malvinas se rompió las manos y dejó la garganta acompañando la gran actuación de Nalbandian ante Ferrer, cambió el semblante y se quedó sin fuerzas y sin voz a la hora de apuntalar el juego de Juan Martín Del Potro frente a Feliciano López.

Fueron climas totalmente distintos. En el arranque, el juez de silla del primer partido debió insistir con el pedido de silencio al público, sobre todo entre el primer y segundo saque de Ferrer. Pero cuando sintió que tenía el asunto controlado, dejó hacer, cantar, alentar. Y nada de eso molestó a Ferrer, que luego en conferencia de prensa agradeció el respeto con que fue tratado.

En eso influyó el desarrollo del partido. Ferrer comentó luego que “el clima por ahí hubiera sido otro”, si él hubiera ofrecido “más resistencia” ante Nalbandian. El público acompañó y ayudó en los momentos en que el cordobés por ahí flaqueaba, y tuvo su premio cuando al final, Nalbandian alzó sus brazos y los acompañó con el clásico “¡Vamos, vamos, Argentina!”. El primer punto obtenido templó el clima del estadio. Y la temperatura duró hasta que Feliciano López le ganó el primer tie break a Del Potro. De ahí en más, el aliento comenzó a ganar terreno, aunque con la lesión de Del Potro todo se enfrió. “El público alentó bien al equipo, pero mañana (por hoy) tiene que alentar mil por mil, ¡más que nunca!”, manifestó el capitán del equipo argentino, Alberto Mancini, tras el 1-1.

Los que se mostraron agradecidos por el trato recibido fueron los españoles. Al igual que lo había hecho Ferrer, López y el capitán del equipo español, Emilio Sánchez Vicario, brindaron su reconocimiento. “El público nos ha dado una lección a todos de comportamiento. La forma en que cantan, le ponen tanto sentimiento, tanta pasión que hace que uno lo admire. Nosotros vinimos pensando que iba a ser un público difícil, pero para mí fue un público diez puntos”, comentó Sánchez Vicario.