Sábado, 22 de noviembre de 2008 | Hoy
DEPORTES › ARGENTINA Y ESPAñA EMPATAN LA FINAL DE LA COPA DAVIS
Fue una jornada de contrastes: David Nalbandian tuvo una actuación extraordinaria para barrer a David Ferrer, pero luego el físico le pasó factura a Juan Martín Del Potro y Feliciano López le ganó con justicia para igualar la serie. Esta tarde, el dobles desnivelará la cuenta.
Por Facundo Martínez
Desde Mar del Plata
La final de la Copa Davis empezó de la mejor manera para el equipo argentino. En un marco realmente espectacular, el cordobés David Nalbandian jugó en un gran nivel y con una contundencia abrumadora para vencer a David Ferrer 6-3, 6-2, 6-3 y otorgarle al equipo argentino el primer punto de la serie ante los españoles; de paso, le quitaba un poco de presión a la primera raqueta argentina, el tandilense Juan Martín Del Potro, encargado de la lucha por el segundo punto de la serie. La facilidad con que Nalbandian encontró la victoria y el escaso desgaste que sintió ante Ferrer lo favorecen hoy para jugar el punto de dobles junto al también cordobés Agustín Calleri.
Poco pesó ayer el historial que favorecía a Ferrer, que nada pudo hacer para oponerle resistencia a un Nalbandian que jugó verdaderamente bien, con gran inspiración y una eficacia a toda prueba. Es que el español no llegaba bien al partido, con malos resultados en los últimos meses, y el argentino, en cambio, apoyado por un público que lo acompañó punto tras punto, no le dejó lugar como para asentarse en la cancha y terminó ahogándolo a fuerza de aciertos y golpes rápidos y profundos que, poco a poco, le fueron quitando piernas y convicción al visitante.
“Jugué un gran partido desde el comienzo y hubo pocos momentos en los que por ahí se complicó. Creo que jugué un partido casi perfecto, un partido que pude disfrutar y en el que no me cansé”, comentó Nalbandian tras la victoria. Luego se refirió a las sensaciones que le dejó el triunfo. “En una final de Copa Davis hay nervios y momentos de mucha tensión, pero por suerte los pude manejar bien y terminé jugando un partido casi perfecto, que encima pude cerrar antes de lo pensado. Eso me deja sensaciones buenas, porque no me desgasté para poder jugar mañana (por hoy) y ayudé a Juan Martín (Del Potro) para que entrara a jugar con menos presión”, agregó el tenista de Unquillo.
Tres quiebres le alcanzaron en la primera manga a Nalbandian para imponerse por 6-3, pese a ceder un servicio luego de desperdiciar una oportunidad para ganar el set con su saque. Pero si había dado muestras de concentración y buen juego, mucho más ofreció el cordobés en el segundo set, donde con mayor comodidad volvió a quebrar tres veces a su rival, que apenas consiguió descontar el primero. El punto de inflexión fue el cuarto juego. En el medio hubo un incidente entre plateístas que distrajo la atención de todos. Ferrer sacó 40-0 para ponerse 2-2, pero Nalbandian reaccionó a tiempo y con su mejor tenis consiguió dar vuelta el momento y dejar al español con las manos vacías. El parcial se cerró 6-2 y con la sensación de que el primer punto para la Argentina estaba ahí nomás, al alcance de la mano.
Si bien el último set fue un poco más parejo, no hubo caso con Ferrer. El cordobés, al amparo de la fiesta que ofrecía el público en las tribunas, quebró al español en el sexto juego y después mantuvo su servicio para cerrar el partido 6-3, al cabo de 1 hora y 59 minutos, con dos aces y dos saques que no encontraron buena devolución por parte de Ferrer.
Las palabras con las que Nalbandian agradeció a la gente el apoyo conmovieron tanto como el punto obtenido. “Gracias a todos por venir, por alentar, porque esto es también gracias a ustedes”, dijo, y el público se volvió loco de alegría. Luego prometió convencer a Mancini para que lo deje jugar el dobles. “Estoy bien, no me cansé”, agregó.
Con cara larga, pero sin fastidio, Ferrer ponderó las virtudes del argentino. “Realmente me sentí muy inferior a él. Extrañé no poder jugar bien. En ningún momento tuve situaciones buenas y siempre que intenté no pude meterme en el partido. El jugó mucho mejor que yo. Con David no es fácil volear. El jugó muy fuerte, muy rápido, y mis piernas no estuvieron a la altura del partido –se sinceró Ferrer–. Creo que nunca Nalbandian jugó ante mí un partido tan fácil.”
Por Ariel Greco
Desde Mar del Plata
A las 17, daba la sensación de que el equipo argentino ya tenía que empezar a pensar en los festejos. Con la paliza de David Nalbandian sobre David Ferrer y con Juan Martín Del Potro set arriba, estaba todo dado para ello. Dos horas después, con el 4-6, 7-6, 7-6, 6-3 en favor de Feliciano López, la impresión era totalmente opuesta. Con el 1-1 sellado y el tandilense con lágrimas en los ojos y con muchas dudas para el juego de mañana por una lesión en el aductor derecho, el panorama se puso más que oscuro. Otra vez, “la magia de la Copa Davis”, como la definió el capitán español Emilio Sánchez Vicario, se hizo presente. Para ponerle suspenso a una historia que parecía que tenía un final cantado.
La euforia que dejó el cómodo triunfo de Nalbandian se prolongó en el arranque del segundo encuentro. El público celebraba por anticipado y Del Potro respondía dentro de la cancha. Con su saque funcionando a pleno y un excelente quinto game, en el que quebró al español en cero, Del Potro encontró los argumentos para llevarse el primer parcial. Nada hacía suponer lo que sucedió un ratito después.
La estrategia de los españoles de contrarrestar la potencia del tandilense con un gran sacador y jugador de ataque como Feliciano les empezó a dar resultados. A medida que transcurría el encuentro, cada vez se jugaba más como quería el español, aunque el servicio de Del Potro le permitía mantenerse en el marcador. “Jugó y sacó bárbaro. Nunca bajó el nivel. No hizo dobles faltas y el segundo saque venía casi tan fuerte como el primero”, señaló el tandilense. A esa altura, el público ya había entendido que el trámite no iba a ser tan sencillo. Los amigos de Del Potro, todos vestidos con camisetas azules de la marca que auspicia al tandilense y la leyenda “Delpo” en el pecho, encabezaban las arengas, con cantos, bombos y redoblantes. El resto del estadio se prendía. El clásico “a por ellos” de los españoles apenas si sentía.
Pero más allá de que el Poli era una verdadera caldera, López no se inmutaba. Seguía sacando y voleando con clase, martirizaba a Del Potro con el revés con slice que picaba bajo y no flaqueaba desde lo anímico. “En el primer set estuve un poco nervioso, pero después que pude igualar, hubo momentos en los que confié más en mi juego y sentí que podía jugar mejor. En el final del segundo y el comienzo del tercero, sentí que llegué a mi máximo nivel”, aseguró el español. Del otro lado, el argentino perdía solidez. Por más que el servicio le salvó varios games, cada vez le costaba más mantenerlo. Por el contrario, ni siquiera arrimaba cuando servía el español. Para colmo, en el tie break del tercer set no pudo aprovechar el 4-2 del que dispuso. “Yo jugué bien, pero me encontré con un jugador que rindió por encima de su nivel. Quizás eso me tomó por sorpresa. No le encontré la vuelta para hacerle daño”, sentenció el singlista argentino.
Parecía que se definía rápido cuando Feliciano quebró por primera vez en el partido y sacaba para colocarse 4-1 en el cuarto. Sin embargo, con “Delpo tiene huevo” sonando de fondo, el tandilense recuperó el quiebre. Pero cuando servía para empatar, el argentino sintió una molestia en el aductor derecho y pidió atención médica. Pese a los masajes, apenas pudo mantenerse en cancha para terminar cediendo el partido. La última imagen antes de perderse hacia a los vestuarios bajo una ovación fue con lágrimas en los ojos y las manos juntas pidiéndole perdón al público. “Me vio el doctor, pero no me pudo dar un diagnóstico. Mañana (por hoy) vamos a ver bien qué pasó para saber cómo seguimos”, remarcó el tandilense. Ante esa duda mayúscula, Mancini ni siquiera quiso especular ni con su presencia ni con los eventuales reemplazantes. “La decisión del dobles nada tiene que ver con lo que pueda pasar el domingo”, señaló el capitán argentino.
La euforia pasó del lado español. “Es el triunfo más importante de mi carrera. Es un partido de esos que uno siente que te pueden cambiar la carrera”, aseguró López tras la victoria. Por ahora es sólo una suposición. Pero sí es cierto que cambió totalmente el panorama de la final de la Copa Davis.
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