Tras la dura experiencia que significa el trasplante del Rally Dakar a Sudamérica, la cuestión del regreso, una posibilidad que buscan concretar los gobiernos de la Argentina y Chile, está abierta. El director de la Amaury Sports Organisation (ASO), Etienne Lavigne, volvió a insinuar ayer que la prueba volverá en 2010, pero no todos los participantes están convencidos de que el regreso a los caminos argentinos, con mucho polvo y falta de visibilidad, sea lo ideal.

“Lo hemos dicho hasta el cansancio: nada (de anuncios) hasta después de la carrera. Después haremos consultas con los pilotos, cuya opinión es la que más importa”, dijo Lavigne. Pero tras ello agregó que los competidores “están muy contentos”, precisando que “los paisajes y el fervor de la gente es lo que más ha gustado”.

Días atrás, el directivo francés bromeó incluso con que iba a estar en serios problemas si el Dakar no volvía a Sudamérica, planteando la posibilidad de una alternancia con Africa en el largo plazo. El periodista senegalés Babacar Ndiaye, del diario Le Soleil de Dakar, el único de ese origen que cubre el Rally, opinó que “como está la situación en Africa es muy poco probable que la carrera vuelva en un futuro cercano. Tal vez en diez años, en cinco en el mejor de los casos”.

El gobierno argentino quiere retener el Dakar en el año del Bicentenario. La Secretaría de Turismo difundió el miércoles cifras de impacto económico en las economías regionales de 28 millones de dólares, hasta la sexta etapa en Mendoza.

Lavigne destacó que los pilotos se sorprendieron con la dureza de los trazados “porque no se esperaban algo así”, ya que suponían que sería un paseo comparado con Africa. Pero no todos piensan igual.

El piloto del Toyota Nº 407, Josep Nicolás González, opinó que, a diferencia de los caminos de Africa, en las primeras etapas corridas en la Argentina los senderos eran muy estrechos: “No han matado a más motociclistas porque no era el día. Del Dakar me quedo con el público y con lo que no es con el comportamiento antideportivo”, señaló el español, que abandonó tras ser embestido por un camión. “Se está llegando al límite de jugar con la vida de los participantes –se quejó–. En Africa hay mucho más espacio. Aquí en los caminos he vivido el peligro en mis propias carnes”, apuntó.

El motociclista de la KTM Nº 95, el francés Franck Libbrecht, que abandonó en la quinta etapa, criticó duramente al español Carlos Sainz, quien en una maniobra estuvo a punto de atropellarlo junto a su moto: “Pasé mucho miedo y quiero volver entero a casa”, apuntó Libbrecht, un hotelero de Roubaix de 47 años, que en el Dakar 2007, en Africa, se rompió los ligamentos de una rodilla, una lesión que tardó un año en sanar.

Otro motociclista galo, Dominique Marcant, que había comenzado su preparación para el Dakar en junio pasado con un entrenamiento de corte militar, dejó de acelerar su KTM Nº 59 en la quinta etapa, y luego declaró al diario Le Monde: “No quería morirme así y por eso abandoné. Después de ver muchos choques de motociclistas contra los coches, me sentía en peligro. Los caminos son muy estrechos y estamos a merced de los autos que van muy rápido”. Precisamente, en la décima etapa, el argentino Orlando Terranova volcó para esquivar en el último momento a una moto, debiendo abandonar.

La organización France Amerique Latine (FAL) se opuso el miércoles en París a que el Dakar vuelva a organizarse, ya sea en Sudamérica o en Africa. “Los vehículos motorizados emiten la mayoría de esos gases”, subraya la asociación, refiriéndose en particular a los vehículos 4x4. “Esos vehículos, juguetes caros y extremadamente peligrosos (...), consumen 40 veces más que los de transporte público y 20 veces más que un vehículo privado en un entorno urbano.” La declaración denunció también la diferencia entre el discurso y los actos de los gobiernos de la Argentina y Chile, que “bajo la presión de intereses económicos sacan provecho de estas formas muy peligrosas de consumo”, y el papel jugado por el gobierno francés “en la promoción de esta destrucción”.