–Después de un arranque tan bueno como el que tuvo Huracán en el Clausura, ¿cómo se hace para no ilusionarse más de la cuenta?

–Teniendo los pies sobre la tierra. Jugamos bien contra San Martín de Tucumán y muy bien ante Racing, pero todavía falta mucho para alcanzar el nivel que buscamos. La idea es seguir progresando. Que nadie se crea que en el próximo partido, el viernes contra Gimnasia, vamos a salir a tirar caños y gambetas desde los primeros cinco minutos. Lo hablamos con los jugadores y ellos también lo entendieron así. Nos queda un trecho muy largo por recorrer. Hay que estar tranquilos.

–¿Pero está Huracán en condiciones de pelear arriba?

–Para saber eso hace falta tiempo y trabajo. La idea es consolidar una idea futbolística en el plantel; encontrar una base de jugadores y después ver para qué estamos.

–Algunos sostienen que con el correr de los partidos este equipo va a sentir el hecho de no haber realizado una pretemporada más exigente desde lo físico. ¿Qué les contesta?

–Que la mayoría no conoce la forma en la cual trabajamos. No estoy muy convencido de la idea de hacer correr y levantar pesas a los jugadores durante toda la pretemporada. El método que tratamos de aplicar desde este cuerpo técnico fue otro. Procuramos la realización de ejercicios que combinen lo físico con la destreza técnica de cada futbolista. Por lo que sé, (Roberto) Sensini aplicó en Newell’s un criterio similar. Lo que pasa que muchos no entienden y se dedican a descalificar, y ahora dicen que tanto Huracán como Newell’s se van a caer a medida que avance el campeonato, y es algo que no tiene sustento.

–¿Por qué?

–Porque me parece que el protagonismo en el fútbol no pasa por el trabajo de los preparadores físicos, que son importantes, no lo dudo, pero estoy convencido de que primero hay que tratar de explotar la técnica del jugador. Lamentablemente, hoy hasta los mismos futbolistas repiten el argumento de que un equipo juega mal porque se hizo una mala pretemporada, porque durante el verano no se corrió todo lo que se debía. Y ése es, para mí, un concepto erróneo.

–¿Cómo ve el campeonato argentino en la actualidad?

–Hasta hace unos años era muy crítico, no me gustaba, pero hoy voy a una cancha y no me aburro tanto. Veo que hay muchos equipos de Primera que intentan la búsqueda del resultado con propuestas cada vez más audaces. En la actualidad se asumen más riesgos. Incluso, esto es algo que se verifica entre quienes están peleando por el descenso, como es el caso de San Martín de Tucumán y Godoy Cruz, que salen a ganar porque es la mejor manera de sumar que existe.

–¿Se hace difícil trabajar en un club como Huracán, en el que existen tantos problemas económicos?

–Sí, es muy difícil. Pero por suerte los jugadores le ponen mucha convicción a lo que hacen y tratan de superarse todos los días. Por ejemplo, tenemos el caso de (Mario) Bolatti, que viene de un club como el Porto, donde no le faltaban comodidades, y está acá, esforzándose como uno más sin quejarse de nada. Esa es una gran virtud que tiene el jugador argentino en general: adaptarse y sobreponerse a las condiciones más dificultosas. Por eso es tan requerido en el plano internacional.

–Pero los jugadores que emigran son cada vez más jóvenes. ¿Esto no conspira contra el nivel del fútbol local?

–Sí. Y lo más grave es que se trata de una realidad muy difícil de cambiar Las presiones económicas son cada vez más grandes y es casi imposible pedirle a un padre que no acepte dinero para transferir a su hijo a un club de Europa, que le ofrece un contrato millonario al pibe y trabajo para él. El fútbol argentino tiene una gran cantera, pero si esta tendencia sigue, no sé qué pasará en el futuro.