Viernes, 15 de mayo de 2009 | Hoy
DEPORTES › PESE A QUE DEFENSOR LE EMPATO SOBRE EL FINAL
No pudo traerse la victoria del Centenario, pero en función de lo que mostró en la cancha, el empate no es mal premio. Palermo abrió la cuenta y luego Palacio anotó el 2-1, pero dos distracciones le permitieron igualar el partido al conjunto local.
Boca se trajo un buen resultado de Uruguay, pero también cargó sus valijas con dudas. Es que el 2-2 que obtuvo el equipo de Ischia ante Defensor con apenas un rato de buen juego lo deja muy bien posicionado para la revancha (le alcanza con empatar 0-0 o 1-1), aunque en el rendimiento volvió a demostrar que está lejos de su mejor versión.
Apenas corrían veinte segundos de partido cuando Abbondanzieri tuvo el primer revolcón tras una entrada de Vera. Y esa acción fue un presagio de lo que luego sucedería a lo largo del primer tiempo. Es que por más que en su primer avance Boca se puso en ventaja, la noche no sería sencilla para el conjunto de Ischia. Con nulas posibilidades de manejar la pelota, sin peso en ofensiva y una actitud demasiado pasiva, a Defensor le alcanzó con la voluntad y las ganas para hacerse el dominador del encuentro. Es cierto, no generó demasiado peligro porque ideas no le sobraron, pero al menos mostraba una disposición muy diferente a la del conjunto argentino.
No sirvió de mucho que Palermo empalmara de primera un corner desde la izquierda para convertir el primer gol cuando sólo transcurrían tres minutos. Porque en vez de aprovecharlo para manejar el trámite con mayor tranquilidad, el tanto pareció adormecer a Boca, que permitió que Defensor se adueñara del terreno y la pelota. Con un equipo larguísimo, con 60 metros de distancia entre los defensores y Palacio, Boca no tuvo peso en ningún sector de la cancha. Arriba no generaba peligro, en el medio no encontraba la pelota y atrás sufría porque los atacantes uruguayos llegan con pelota dominada. Ni siquiera Abbondanzieri lucía demasiado seguro.
Con ese panorama, la mejor noticia para Boca era aquel lejano gol de Palermo, fundamental para este tipo de definiciones. Es que estaba claro que jugando de esa manera iba a recibir algún tanto, más por deficiencias propias que por virtudes del rival. Y ese gol llegó justo en la última jugada del primer tiempo. Tras un corner desde la izquierda, la pelota le cayó a Gaglianone, que casi se la llevó por delante, para convertir el merecido empate local.
Si bien Marchant pudo poner en ventaja a su equipo en el arranque del segundo tiempo en una jugada que Morel salvó sobre la línea, la actitud de Boca cambió para el complemento. Se adelantó unos metros, dividió la tenencia de la pelota y comenzó a inquietar a Silva. Así, el arquero debió esforzarse para salvar un cabezazo de Forlín. Y un rato más tarde, tras una buena jugada de Vargas, Palermo pifió el remate, pero la pelota le cayó a Palacio, que definió con comodidad frente a Silva.
A partir del tanto, Boca exhibió su mejor imagen. Porque los volantes comenzaron a tomar contacto con el balón y aparecieron los espacios para complicar a la última línea uruguaya. Sin embargo, cuando encontró algo de fútbol, perdió la eficacia. Por eso, en su mejor momento, y tras un grosero error compartido entre Morel, que no rechazó, y Abbondanzieri, que no salió, Mora entró por el segundo palo para convertir el empate con un cabezazo. Así Boca completó una excursión con mejor resultado que juego.
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