Si el objetivo de Diego Maradona para el partido ante Panamá era evaluar el nivel de los jugadores que vienen teniendo un buen torneo Clausura, el 3-1 ante el conjunto centroamericano no sirvió demasiado. Un rival de cuarto orden y cambios constantes conspiraron contra un análisis serio. Por el contrario, si la idea era que los futbolistas se sacaran el peso del debut con la camiseta albiceleste, el encuentro cumplió su propósito, más allá de un desarrollo que pasará rápidamente al olvido.

Dentro de un trámite que fue perdiendo interés a medida que se sucedían los cambios, algunos apuntes se pueden realizar. En la última línea aparecieron algunos desacoples, que quedaron expuestos cuando los panameños se animaron. El mejor ejemplo fue el gol de los visitantes, con todo el equipo volcado hacia la izquierda y un callejón enorme sin cubrir por la derecha. Por eso, tras un mal despeje de Caruzzo, con Ferrero demasiado tirado al medio y Salvio sin poder regresar con el volante de ese sector, Barahona no tuvo problemas para elegir el lugar y vencer a Pozo. Y en el segundo tiempo se produjo una jugada casi calcada, pero el remate del 10 panameño fue neutralizado. En el mano a mano, el que más sufrió fue Otamendi, que pareció sentir la presión del debut. Un error suyo posibilitó la primera chance de los panameños, cuando Tejada le ganó la posición y remató alto.

Claro que los problemas de la última línea partían desde la mitad de la cancha. Por los costados, ni Salvio ni De Federico hacían pie cuando retrocedían. Y por el medio el que más trabajaba era Rinaudo, el jugador de mayor corte en ese sector. Por el contrario, Bernardello lucía perdido, sin influencia en el desarrollo. Distinta era la historia de mitad hacia arriba. Es que allí Salvio hacía pesar su velocidad para desbordar por la derecha cada vez que se lo proponía. En cambio, De Federico, por su genética, abandonaba la izquierda y se movía por todo el frente. Y en ese movimiento encontró el gol, cuando apareció por la derecha, se hamacó hacia el medio y sacó un zurdazo con comba que se clavó en el ángulo del segundo palo.

Adelante, la potencia de los delanteros argentinos quedó puesta en evidencia. Bergessio, el mejor del equipo, marcó diferencias en el cuerpo a cuerpo, convirtió el segundo gol con un cabezazo tras un corner de De Federico, el tercero con un zurdazo tras un buen pase de Montenegro –de lo poco que hizo– y los palos le negaron otros dos tantos: uno de cabeza y un toque en el área chica que el arquero alcanzó a desviar. Sand y luego Fuertes expusieron su potencia, pero fallaron en la definición.

Con el correr de los minutos, el dominio argentino se fue acentuando. Los buenos ingresos de Prediger, Zuculini, Papa y, sobre todo, Blanco, indetenible por la derecha, ayudaron a un equipo que mostró muchas ganas, predisposición y algunos ratitos de fútbol. Habrá que ver si esta idea tiene continuidad y rivales más exigentes para una evaluación seria.

3- ARGENTINA

Pozo; Ferrero, Caruzzo, Otamendi; Salvio, Rinaudo, Bernardello, De Federico; Montenegro; Bergessio, Sand.

DT: Diego Maradona.

1- PANAMA

Penedo; Gun, Rivera, Moreno, Solanilla; Henríquez, Torres, Phillips, Barahona; Tejada, Garcés.

DT: Gary Stempel.

Estadio: Colón.

Arbitro: Jorge Antequera (Bolivia).

Goles: 26m De Federico (A); 29m Barahona (P); 40m y 85m Bergessio (A).

Cambios: 45m Fuertes por Sand (A), Prediger por Bernardello (A) y Papa por De Federico (A); 49m Solís por Henríquez (P); 58m Zuculini por Rinaudo (A); 60m Herrera por Barahona (P) y Blanco por Salvio (A); 63m Aguilar por Garcés (P); 68m Canuto por Ferrero (A); 70m O. Rodríguez por Tejada (P); 73m Campestrini por Pozo (A); 81m E. Jiménez por Phillips (P).