Jueves, 11 de febrero de 2010 | Hoy
DEPORTES › VELEZ SE IMPUSO 2-0 A CRUZEIRO, QUE JUGO CASI UNA HORA CON DOS HOMBRES MENOS
Las expulsiones de Gilberto, a los dos minutos, y de Gil, apenas pasada la media hora, condicionaron el partido, pero los de Gareca, sin jugar demasiado bien, ganaron con justicia con tantos de Silva y Martínez en el debut en la Copa Libertadores.
Vélez logró el triunfo que ansiaba en el comienzo de la Copa Libertadores, más allá de que el rendimiento estuvo lejos de ser el ideal. El cómodo 2-0 ante Cruzeiro tendría otros atractivos, si no fuera porque el equipo brasileño jugó con un hombre menos desde los dos minutos y con dos menos desde los 37 del primer tiempo.
El desarrollo del partido hay que entenderlo desde la primera jugada relevante del compromiso. Antes de los dos minutos, Gilberto fue a buscar un pelota llovida, pero lo que encontró fue el muslo de Domínguez. El árbitro Vázquez no dudó y lo expulsó. Y desde esa acción, el juego se desvirtuó. Todos pusieron más de la cuenta, pegaron y simularon golpes, recibieron y devolvieron, más pendientes de una tarjeta para el rival que en jugar. Lo bueno para Vélez fue que tras la expulsión de Gilberto, Cabrera desbordó por la derecha y metió un centro perfecto para la cabeza de Silva, que de esa manera anotó el primer gol en el comienzo del encuentro. Por eso, el tan friccionado trámite no era tan malo, ya que el resultado jugaba a favor de Vélez.
Claro que desde el juego, el equipo de Gareca hacía todo lo contrario de lo que la cátedra dicta: se prendía en todas las escaramuzas, no hacía circular la pelota, cometía faltas cerca del área. En resumen, hacía todo lo posible para agrandar y darle chances a Cruzeiro. Ni siquiera cuando Gil recibió la segunda amarilla todavía cuando promediaba la primera etapa supo resolver el partido. Por lógica, no pasaba sobresaltos, pero no podía generar ocasiones para liquidar el resultado. De a ratos, no se notaba la diferencia numérica.
Así, entre la inoperancia de Vélez y la imposibilidad de Cruzeiro, el segundo tiempo pasaba sin pena ni gloria. El problema era que apenas había un tanto de diferencia. Por eso, con el ingreso de Martínez, el equipo de Gareca encontró un poco más de profundidad y consiguió liquidar el partido: Moralez llegó al fondo y tiró el centro atrás para que el recién ingresado conectara de primera para marcar el tanto, que terminó de sellar un debut tranquilo.
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