Sudáfrica abrió ayer sus puertas al mundo a través de la ceremonia de inauguración del primer Mundial de fútbol de la historia en continente africano, aunque lo hizo con la ausencia de uno de los máximos símbolos de aquel país, Nelson Mandela, ex presidente y Premio Nobel de La Paz, cuya bisnieta falleció en la noche del jueves en un accidente de tránsito. Con el lema “Recibiendo al mundo en casa”, la fiesta realizada en el estadio Soccer City de Johannesburgo comenzó con un video institucional que mostró, entre otras cosas, paisajes y costumbres del país organizador de la decimonovena Copa del Mundo.

La música volvió luego a unirse en ese estrecho lazo que la vincula con el deporte, sobre todo con el fútbol, y así pasaron numerosos cantantes de distintos países de Africa, quienes llenaron sus gargantas de canto mientras bailarines envueltos en vestimentas típicas de este continente movían sus cuerpos al compás de la melodía.

La aparición de la imagen en una pantalla gigante de Nelson Mandela, primer presidente negro en la historia sudafricana y principal impulsor de la lucha contra la segregación racial en ese país, fue uno de los momentos de explosión en el Soccer City. Mientras en las tribunas repiqueteaba el ruido de las estruendosas vuvuzelas, un escarabajo gigante impactaba la réplica a gran escala de la pelota oficial del Mundial y luego, con telas, un grupo de las más de 1500 personas dibujó el contorno del país anfitrión.

También hubo un homenaje al tenor Simphiwe Ntshebe, muerto a los 34 años, semanas antes del comienzo del Mundial, quien iba a ser el encargado de entonar el himno de su país. El cantante Timothy Moloi fue el que realizó el tributo a Ntshebe, a quien se lo llamó “la voz de Africa” o “el Pavarotti africano”.

La ceremonia inaugural de la decimonovena Copa del Mundo, realizada bajo un estricto operativo de seguridad, llamó la atención por su sencillez, calidez y duración relativamente corta en comparación con sus predecesoras.