Sábado, 12 de junio de 2010 | Hoy
DEPORTES › CóMO SE VIO URUGUAY-FRANCIA EN LA PANTALLA GIGANTE DE RETIRO
Pañuelo amarillo anudado en la cabeza, camisa blanca y un vestido celeste a lunares blancos que le pasaba los tobillos. El atuendo albiceleste y el toque amarillo nada tiene que ver con la pasión argentina por el Mundial, que explotará hoy desde las 11. “¡Uruguaaaayyy!”, el grito de aliento de Liz despeja cualquier duda: estaba disfrazada de mamá vieja candombera, aunque no tiene la edad suficiente para haber vivido la última participación mundial de “la celeste” en el Mundial de 2002. El celeste y blanco, los gritos y los nervios fueron un anticipo del partido de la Selección de Maradona y una constante entre los uruguayos, curiosos y transeúntes que ayer vieron el segundo partido del Mundial de Sudáfrica, entre celestes y franceses, en la pantalla gigante ubicada en la Plaza San Martín, Torre de los Ingleses de fondo.
Los últimos cien metros de césped de la Plaza San Martín que bajan hacia la Avenida del Libertador son una platea inmensa de frente a la pantalla gigante colocada para ver los 64 partidos del Mundial. Por el “¡uuuhhh!” a los quince minutos de partido parecía que las 400 personas sentadas en el parque esperaban un gol del delantero charrúa Diego Forlán, pero dos minutos después gran parte de los espectadores se tomó la cabeza por un tiro libre que casi termina en gol francés: los curiosos mezclados entre los orientales son varios.
“Sí, sé lo que es un offside porque jugué al hockey de jovencita y durante el Mundial miro fútbol. Pero lo que me llamó la atención fue la pantalla”, se confesó la jubilada Beatriz, antes de seguir camino. “¡Se ve mejor en la pantalla, che!”, lo cargaban a Héctor sus compañeros de trabajo, mientras él registraba todo con la cámara del celular. Casco debajo del brazo, el motoquero oriundo de Hurlingham explicó que filmaba “para mostrarle a su mujer” dónde va a ver los partidos cuando Argentina juegue en horario laboral.
La barra brava uruguaya no estaba del otro lado del charco sino del otro lado de la escalinata que divide el parque en dos y hacía sentir la “garra charrúa”: “¡Tapalo con diario al francés!”, se escuchó desde la hinchada después de una terrible patada del volante Diego Pérez. Más cerca de la pantalla, Elizardo usaba la bandera uruguaya de frazada porque el sol se escondió atrás de los edificios y el frío molesta. “No pegué un ojo anoche y estoy nervioso. El equipo está jugando muy atrás”, analizó el uruguayo que hace diez años trabaja de taxista en Buenos Aires y aunque la selección llegue a la final se va a quedar de este lado para festejar.
“¡Gooooool!”. No, no: ni Forlán ni el francés Nicolas Anelka. Después de veinte minutos del segundo tiempo, el partido seguía cero a cero. El que gritó fue Jamiro, que ponía a prueba sus cuerdas vocales en un juego que mide la potencia vocal para relatores novatos.
En el espacio de 1200 metros cuadrados, otros chicos juegan a anticipar la posible final entre Argentina y Brasil en la PlayStation (no querrán saber cómo iba el partido) o intentaban imitar a Lionel Messi tirando gambetas con una botella en el miniestadio ubicado al final de la carpa. A pesar del empate, unas 40 personas seguían el partido en los televisores de la carpa y no se preocupaban por la historia de los 32 países participantes del Mundial que se proyecta de manera continua en el espacio Planeta Mundial.
Informe: Nahuel Lag.
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