Martes, 10 de agosto de 2010 | Hoy
DEPORTES › FUTBOL > ANGEL CAPPA, EL ENTRENADOR DEL EQUIPO DE NúñEZ, TRAS EL ARRANQUE DEL APERTURA
Para el técnico, sólo Vélez y Estudiantes escapan a la regla. “Un equipo es producto de la competencia y de los entrenamientos, y River, como la mayoría, no podía jugar bien el primer partido.” Elogios a Ortega y a Almeyda.
“En el fútbol argentino hace falta continuidad, porque no se puede armar un equipo nuevo cada seis meses. Yo sabía que, salvo una casualidad infinita, River no podía jugar el primer partido como queremos que juegue. Porque un equipo es producto de la competencia y de los entrenamientos, y a nosotros, como a la mayoría de los equipos, nos faltan todavía ambas cosas.” Profundo a la vez que directo, Angel Ca-ppa mezcló el análisis de lo que produjo su equipo en la primera fecha del Apertura 2010 con la situación general del fútbol, en una charla que compartió Página/12, en la escuela de periodismo deportivo DeporTEA, de esos mano a mano que podrían continuar eternamente. Habló de juego y jugadores, de fútbol y de personalidades, del partido que fue contra Tigre y de lo que vendrá.
“A las 50 mil personas que fueron a ver a River no les devolvimos lo que se merecían –admitió–, pero ganamos y algo es algo. Lo ganamos en la última jugada, lo entiendo a (el entrenador de Tigre, Ricardo) Caruso Lombardi, porque perder en el descuento es horrible. Sin embargo, el triunfo no me alcanza y tenemos que mejorar mucho, en la precisión, en el manejo de la pelota de un lado al otro, y en bajar la ansiedad en buscar el gol de manera directa.”
Para Cappa, la clave de ese triunfo agónico “fue tenerlo a Ariel (Ortega), que pese a no tener ya 25 años demostró que su jerarquía está intacta. Sólo un jugador de ese nivel para la pelota, piensa y asiste a un compañero. Cualquier otro hubiera encarado al arquero sin buscar la mejor variante –lo elogió–. Yo lo veo feliz, llega primero a los entrenamientos, tiene una enorme disposición.” Pero el entrenador coincidió también en que la figura de su equipo, el domingo, fue el veterano Matías Almeyda.
“Fue descomunal lo que hizo ayer (por el domingo) –insistió–. Dentro de un equipo al que las cosas no le salían, él logró que le salieran. Yo digo que es un jugador que cualquiera quisiera tener en su equipo, una persona excepcional por lo que significa para el plantel, por lo que entrega diariamente, por la seriedad y entusiasmo con los que se entrena.”
Cappa recordó que no tenía prevista su titularidad. “Yo conversé con él mano a mano cuando terminó el torneo anterior y le dije que iba a tener menos posibilidades de jugar que el resto, pero que quería que se quedara. Me respondió que no quería irse y que haría lo posible por ganarse un lugar en el equipo. Se lo ganó.”
Tuvo un párrafo para el chico Manuel Lanzini, el joven de 17 años que hizo su debut profesional el domingo. “Me hace acordar a (Javier) Pastore, tiene ese atrevimiento, dominio de la pelota y visión de juego. Pero hay que recordar que se puso la camiseta de River a los 17 años ante 50 mil personas, y eso, pese al desparpajo, pesa. Es un jugador de un gran futuro”, señaló, apuntando de paso que “con la gente que trabaja en las inferiores, como J. J. López, Pitarch, el Pato Fillol, César Laraignée –que fue quien me recomendó a Lanzini–, River está en la tarea de proteger y hacer crecer a jugadores de ese estilo”.
El entrenador vinculó los vaivenes del fútbol local con la vigencia de los torneos cortos (“son negativos”) y la volatilidad de los jóvenes valores. “Habría que buscar la manera de proteger a los chicos, para que puedan jugar al menos dos años en Primera antes de irse al exterior, porque los equipos precisan jugar muchos partidos juntos para adquirir personalidad. En el Barcelona, Iniesta y compañía vienen jugando así desde los 10, 12 años. Lo ideal en un equipo es tener mayoría de jugadores de las inferiores y reforzarlo con tres o cuatro futbolistas.”
Elogió a Vélez (“vi todos los partidos de la fecha y fue el único que jugó bien. Lógico, porque está armado, lo mismo que Estudiantes”) y se acordó de Boca (“lo vi como a River, jugando como pudo”), saludando la tarea del entrenador Claudio Borghi (“va a armar un Boca muy competitivo que va a jugar muy bien al fútbol”).
River está lejos, todavía, de jugar como su entrenador pretende. ¿Cuál será el punto de inflexión para que eso suceda? “El jugador tiene que estar convencido plenamente de lo que nos proponemos, no ser obediente con lo que le piden. Tiene que estar convencido de que eso es lo mejor, lo que le conviene.” Para Cappa, “el fútbol crea orgullo. Eso va más allá del resultado”.
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