En el año del Mundial de Sudáfrica, en el que la mayoría de las selecciones africanas hicieron un pobre papel, el Mazembe Tout Puissant (“Todopoderoso”) del Congo reivindicó al fútbol del continente al clasificarse finalista del Mundial de Clubes, en Abu Dhabi; la primera vez que un equipo de esa procedencia arriba a la final del torneo. Se especulaba con una auténtica final doblemente “intercontinental”, entre el Inter de Milán, campeón de la Champions League europea, y el Inter de Porto Alegre, ganador de la última Copa Libertadores de América, pero el Mazembe rompió todos los pronósticos al vencer ayer 2-0 al equipo brasileño, en el que fueron titulares Andrés D’Alessandro y Pablo Guiñazú, con Roberto Abbondanzieri en el banco, en su último partido en activo.

En Sudáfrica, tanto el seleccionado local como Costa de Marfil, Argelia, Camerún y Nigeria quedaron eliminados en primera fase y sólo Ghana consiguió ir más allá, cayendo ante Uruguay en cuartos de final. Fue pobre el papel de los representativos “locales” en el primer mundial disputado en el continente, y así quedó reflejado.

El Mazembe, a la sombra de esa dudosa reputación, batió los records de perplejidad. Ya había dado pruebas de eso eliminando en primera vuelta al Pachuca mexicano, dirigido por el argentino Pablo Marini, superándolo 1-0. En 2009 duró un solo partido en el Mundial de Clubes. Ayer, en cambio, se aseguró disputar la final contra el Inter italiano o el Seongham Ilhwa, el equipo coreano campeón de Asia.

“Me voy a acordar siempre de esta derrota –se lamentó Pablo Guiñazú– Cuando termine mi carrera, seguiré acordándome de este partido. Nos quedamos con tristeza y con amargura, pero sólo nos queda felicitar al Mazembe. Nos superaron”, aceptó.

“Tenemos una cabeza, un cerebro, dos brazos, somos como todos. Demostramos al mundo entero que hay que tomar en serio a Africa. Bravo una vez más a mis jugadores, mostramos de qué es capaz Africa”, comentó el técnico del campeón africano, el congoleño Lamine N’Diaye.

El Inter dominó la primera mitad a voluntad, sin poder vulnerar al arquero congoleño Kidiaba. En la segunda mitad, el guión cambió. El tanto que marcó el principio del fin llegó en el minuto 53, cuando Mulota Kabangu recibió la pelota en la puerta del área, la bajó, la controló y lanzó un disparo imparable para el arquero brasileño Renan. Cuando el Inter apretaba por el empate, Dioko Kaluyituka puso el segundo y definitivo tanto en el minuto 85, con un remate franco al palo.

“El Mazembe se defendió muy bien, aprovechó sus dos oportunidades y con eso le bastó para ganarnos –se lamentó el técnico del equipo brasileño, Celso Roth–. Fuimos mejores y la decepción que tenemos es muy grande. No podemos hacer nada. En el fútbol gana quien gana. No marcamos en nuestras oportunidades, que tuvimos muchísimas, y hemos perdido por eso”, resumió.

“Jugábamos ante un ex campeón del mundo. Al principio del partido estuvimos regular, pero el equipo mereció claramente esta victoria”, afirmó N’Diaye. “Vinimos con el objetivo de hacerlo mejor que el año pasado. Tenemos ambición. Hasta el momento, todos los retos que nos habían marcado los hemos ido consiguiendo, no nos vamos a detener ahora”, aseveró.

Hasta ahora, Africa tenía como mejor actuación en este torneo las semifinales alcanzadas por el Al Ahly egipcio y el Etoile Sportive du Sahel tunecino en las ediciones de 2006 y 2007, respectivamente.