DEPORTES › MARIO KEMPES, UNA GLORIA DE CóRDOBA

Homenaje en el césped

La satisfacción no le cabía en la cara a Mario Alberto Kempes, gloria de Selección Argentina campeona del mundo en 1978. “Es impresionante”, repetía una y otra vez al ver, por primera vez, el estadio que lleva su nombre, el antiguo estadio Córdoba ahora remodelado y que, con capacidad para 57 mil espectadores, pasó a ser uno de los más grandes del país.

“Había estado en el estadio en el mes de diciembre cuando se inauguró, pero entonces había poco más que el esqueleto y ahora estoy loco por entrar al campo”, dijo a poco de haber llegado, un par de horas antes de empezar el partido.

El Matador salió al campo de juego antes del partido y fue ovacionado por todo el público. Con un traje impecable, levantó los brazos en actitud de agradecimiento mientras su apellido se escuchaba con intensidad. “Hay muchos jugadores mucho más famosos que yo y pocos tienen un estadio a su nombre. Además, si el estadio está en la capital de tu provincia, mucho mejor”, dijo con típico humor local.

Kempes se había esperanzado con que el estadio fuera “un talismán para la Selección Argentina” y algo de eso se operó en el equipo, que logró el primer triunfo en la Copa América. “Lo que vi en los dos primeros partidos me defraudó, no sé si se puede jugar peor. Sólo se salvó Romero.”

Disculpó a Lionel Messi: “No estaba jugando bien porque el equipo no lo estaba haciendo –reflexionó–. Todo esto pone en duda a Batista, porque los jugadores van a seguir viniendo. De todos modos, el proyecto debería resistir si no se gana la Copa América, porque es una prueba para todos”, afirmó. De todas maneras, reconoció que, “en general, la Copa viene siendo mala. Salvo Chile, el resto de los candidatos no pudo exhibir un buen rendimiento”.

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