Varios días después de otorgado el llamado Olimpia de Oro al boxeador Sergio “Maravilla” Martínez, se sigue debatiendo alrededor de la justicia o no de tal determinación. El círculo de periodistas deportivos, entidad que otrora reivindicaba las pleitesías de Luis Elías Sojit y denostaba los principios y la ética del gran Dante Panzeri, tercerizó la organización en la Sociedad Rural y, una vez más, los debates giraban y giran en torno del desenlace y prácticamente nadie se detiene en la metodología.

Sostienen algunos que si Lionel Messi hubiera estado en la Argentina, seguramente se hubiera llevado él el premio mayor. Otros, que Sebastián Crismanich, al haber ganado la medalla dorada en taekwondo en los Juegos Olímpicos de Londres, era el candidato lógico.

Pero prácticamente nadie discute –y esto no es de ahora– el disparate que supone que compitan por un mismo premio deportistas que se dedican a actividades totalmente distintas, y por otra parte “no mensurables”, teniendo por “mensurables” el atletismo, la natación, el levantamiento de pesas y algunos más.