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Desde Melbourne

Es como si fuera un futbolista, porque Juan Martín Del Potro se dio ayer el lujo de las “tres g”: ganar, “golear” y gustar en un Abierto de Tenis de Australia que lo vio como el único argentino exitoso del día. “Pude aprovechar cada break point, cada oportunidad. Y una vez que tomás distancia, la confianza sube”, dijo el sexto preclasificado tras pasar por encima del francés Adrian Mannarino, 170 del ranking, con un marcador de 6-1, 6-2 y 6-2. “Espero poder llegar lejos este año, estoy al ciento por ciento, estoy en forma”, dijo el tandilense, al que las casas de apuestas australianas ubican cuarto en las preferencias, superado sólo por el serbio Novak Djokovic, el británico Andy Murray y el suizo Roger Federer. “Para los que les gustan las apuestas debe ser entretenido”, dijo sonriente Del Potro. “Pero yo tengo muy claro que tengo favoritos muy duros delante mío y que Ferrer, Berdych o Tsonga son peligrosísimos aunque aparezcan detrás en las apuestas.”

La contundencia de la victoria sobre Mannarino fue una buena señal para Del Potro, que en sus enfrentamientos anteriores había sufrido con el francés, ya que acumulaba una derrota y un difícil triunfo en cuatro sets un año atrás en la misma primera ronda del Abierto australiano. “Por ahí tuvo que ver con que ya tenía la experiencia de aquel partido, sabía que juega mucho con la fuerza de uno”, analizó el número siete del mundo, que se medirá en la segunda ronda con el alemán Benjamin Becker.

Autocrítico, Del Potro admitió que su saque le debería aportar “más puntos ganadores”, algo especialmente necesario para cuando se mida con jugadores del máximo nivel. Intensamente alentado en el Hisense Arena, el segundo escenario en importancia en el complejo de Melbourne Park, Del Potro disfrutó de la calurosa tarde en el torneo: “Aquí siempre me siento muy respetado y apoyado”.

Fue debut y despedida, en cambio, para los otros tres argentinos que jugaron ayer, con lo que sólo Del Potro se pudo sumar a Carlos Berlocq –que se medía anoche, al cierre de esta edición, por la segunda ronda, ante el japonés Kei Nishikori–. Horacio Zeballos se fue despachado con velocidad por el italiano Andreas Seppi con un claro 6-2, 6-4 y 6-2. Luchó un poco más Guido Pella, quien terminó cayendo por 7-6 (2), 7-5 y 6-2 ante el israelí Amir Weintraub. Mientras que, por la noche y en la cancha central, llegó el momento de Leonardo Mayer, un jugador dueño de golpes potentes y un gran servicio que, sin embargo, cayó ante el ídolo local, el ascendente y talentoso Bernard Tomic por 6-3, 6-2 y 6-3. El correntino jugó con la mano derecha enfundada en un guante para evitar los roces tras las heridas provocadas por la explosión de un artefacto pirotécnico a fin de año. Una nueva muestra de que, sin Del Potro, el tenis argentino estaría viviendo épocas muy duras.