Pese a que el entrenador Américo Gallego le había pedido que se quedara en Independiente, el volante Paulo Rosales acordó ayer su desvinculación del club, luego de una reunión que mantuvo con el ayudante de campo de Gallego, Ezequiel Borrelli, y con el presidente de la entidad, Javier Cantero. El ex jugador de Unión estuvo ayer en la práctica y se despidió de sus compañeros.

“Se ha llegado a un acuerdo. Me duele irme porque siempre soñé con jugar en un equipo grande, después de hacerlo tanto en el ascenso y subir con Unión”, afirmó el mediocampista de 29 años, que tiene una oferta para continuar su carrera en el Bahía de Brasil. Rosales asumió que su rendimiento en Independiente desde que llegó en junio pasado no fue el mejor, sobre todo a partir de la llegada de Gallego. “Con Cristian Díaz jugué bastante y por lo general anduve bien. Después llegó Gallego y me puso poco, a veces ni concentré, pero bueno... Son decisiones de los técnicos, aunque también hago autocrítica porque sé que no di todo lo que podía dar”, explicó el mediocampista, que si bien no quiso entrar en polémicas, dejó en claro que su mala relación con el entrenador fue fundamental para su decisión: “De Gallego no puedo decir mucho porque no pude hablar con él. Nada, simplemente agradecerles a todos”.

A diferencia de lo que marcó de Gallego, Rosales se disculpó con el presidente Cantero por “no haber rendido como él esperaba” y les deseó buenos augurios a sus compañeros en la lucha por no descender. “Los chicos del plantel son muy buenos, hice gran amistad con ellos. Independiente se va a quedar en Primera”, aseguró. En cuanto a su futuro, por más que tiene una oferta de All Boys, todo indica que se marcharía al fútbol brasileño. “Estoy entusiasmado con la posibilidad de ir al Bahía de Brasil y hacer una buena experiencia internacional”, indicó Rosales.