Si en algún ámbito deportivo hay espacio para una pasión medianamente parecida a la que despierta el fútbol, es en el Turismo Carretera. Con menos capacidad de convocatoria que antes, es cierto, y quizá sin obligar a sus hinchas a actos tan extremos en nombre de esa pasión, como hacer colas durante dos días para conseguir una entrada, prueba a la que se sometieron sin chistar los hinchas de Racing. Con el sol en picada, pero todavía con el calor ahogando los sentidos, los hinchas de Chevrolet habían copado la tribuna oficial del Autódromo de Buenos Aires para celebrar el título. Ellos ya ganaron. Hoy, en todo caso, se decidirá si Matías Rossi o Christian Ledesma se calza la corona, pero ayer, con bombos, banderas y telones, los hinchas de Chevrolet festejaron el título de la marca sin hacer cálculos.

Nada cambió respecto del viernes en la clasificación. Rossi (2º) y Ledesma (5º) compartirán la primera fila de la segunda serie, que se largará a las 9.30 sobre 6 giros al circuito Nº 12 del autódromo. La pelea puede ser decisiva. Porque en las circunstancias en las que parten, al piloto de Del Viso le bastará con llegar apenas 21º en la final para gritar ¡campeón!, independientemente de que su rival pueda ganar tanto la serie como la final, a 25 giros, a partir de las 13 (televisa la Televisión Pública desde las 11). “Yo no voy a hacer nada ilegal para ganar la serie, no quiero chocar a nadie, pero entiendo que el riesgo se minimiza si estoy adelante”, señaló con convicción.

El calor y la baja presión impidieron que se bajaran los tiempos, y por eso Martín Ponte (Dodge) conservó la pole-position a más de 214 km/h de promedio, aunque ayer Ledesma (1m35s409) fue más veloz que Rossi (1m35s736). Poco consuelo para el marplatense. “Aunque anduve mejor, la pista estaba más lenta... Por lo menos sigo en el grupo de punta”, afirmó con cierta resignación. “¿Cuánto de velocidad máxima? Unas 9400 rpm, cerca de 270 km/h”, apuntó.

Al puntero del campeonato no le gustó su producción: “El auto sigue sin doblar bien en el Curvón Salotto. No me chupé con nadie porque no quiero enredarme. ¿El calor? No, apenas 4 grados más que ayer (por el viernes), nos perjudicó más la baja de presión”. Johnny Laborito, preparador del seis cilindros que equipa al Chevrolet número 5, estimó que en las condiciones de ayer “se pierde un 3 por ciento de potencia”. Rossi fue más preciso con el dato veloz: “Con 9200 rpm llego a 272 km/h”.

Todo sugiere que Rossi cuenta con las de ganar. Pero el piloto más ganador del año (5 triunfos contra 4 de Ledesma) no quiere confiarse. “Si yo ya hubiera salido campeón, ya habría festejado también...”, sugiere con sorna. “Anduve bien en lo lento, hay que ver mañana (por hoy) qué pasa con la goma delantera izquierda, que va a sufrir mucho. Para mí es fundamental llegar, ésa es la premisa.”

Lo que podría complicar la consagración de Rossi es un imprevisto mecánico. “Sería tremendo, yo le saqué una diferencia suficiente a Ledesma como para ser campeón si no existiera la Copa de Oro, y ahora dependo de que no le pase nada a mi auto –se atajó–. Pero si uno de los Mercedes de Fórmula 1 se paró en la definición del título, dos semanas atrás, ¿qué puede quedar para nosotros?”

Otra variable que alterase el panorama podría ser la lluvia. Se pronostican chaparrones aislados para hoy. “Yo gané varias veces en este circuito bajo el agua –recuerda Ledesma–, a mí me favorecería, pero no me gustaría que lloviese, la gente no vería el mismo espectáculo, lo sufriría y si con lluvia puedo sacar más beneficio también aumentan los riesgos de irse afuera.”

Hoy a las 14 habrá un nuevo campeón de TC. Los hinchas de Chevrolet podrán ponerle un nombre a su delirio. El apellido lo llevan desde que nacieron.