Después de un 2014 en el que no le pudo ganar en ninguno de los ocho cruces que tuvieron, Boca se sacó el estigma en el primer superclásico de 2015, y encima con suplentes, al ganarle 1-0 a River, en un partido muy caliente disputado en Mar del Plata. Franco Cristaldo anotó el único gol del encuentro, que tuvo tres expulsados.

El arranque mostró a un Boca muy intenso, que salió a presionar a River, que pareció sorprenderse con esa situación. Si bien el dominio no era claro, el conjunto de Arruabarrena ganaba las pelotas divididas y ópticamente lucía mejor plantado que su rival. Sin embargo, le costaba generar chances de peligro. Por el contrario, pese a estar incómodo, River se las ingenió para llegar con claridad, primero con un desborde de Sánchez que Sara neutralizó con un manotazo y luego con un mano a mano que el arquero debutante le ganó a Pisculichi tras una excelente asistencia de Teo Gutiérrez.

Sin embargo, en la primera aproximación seria que tuvo, Boca se puso en ventaja. Pablo Pérez rompió líneas con una gambeta y cedió para Cristaldo, que definió desde el punto del penal para no dejarle chances a Barovero. Era el premio para esa mayor concentración que mostraba el equipo de Arruabarrena.

Con la desventaja, River intentó adelantarse unos metros, pero no encontraba la fórmula para vulnerar a Boca. El plan de contener con los extremos a Mercado y Vangioni resultó exitoso, ya que el conjunto de Gallardo perdió dos de sus principales vías de ataque. El técnico pareció advertir esa falencia y sacó a uno de los laterales (Mercado) para colocar a Gonzalo Martínez, que se ubicó casi como “ocho” y desde allí complicó con su velocidad y habilidad. Incluso, en uno de esos arranques, Cubas lo tocó y se llevó la roja.

Con un hombre menos, Boca se retrasó y le regaló terreno a River, que no terminaba de encontrar fluidez. Por eso, el encuentro entró en un clima de rispidez y asperezas, con alguna pierna de más y hasta mala intención. Y así llegó la roja a Vangioni, que en la primera parte había lesionado a Pavón con una patada.

Entre un River sin chispa y un Boca ordenado y concentrado, el juego entró en la recta final, con más emoción por la incertidumbre del resultado que por lo que pasaba en el campo. Apenas hubo una chance para River con Cavenaghi, que remató débil y controló Sara, y otra para Boca, con Cristaldo, que disparó desviado. Así se llegó al final, con una sonrisa grande para Boca, que se sacó la mufa del año pasado y por fin pudo festejar ante su clásico rival.