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¿Y ese Mistral de qué juega?
Por Gustavo Veiga
Un tal Kim Kiho, vocero de la fuerza aérea coreana, le informó al mundo una novedad que causa zozobra. El ejército de su país tiene pensado emplazar misiles Mistral en los diez estadios donde se disputará el Mundial. Además, adelantó que se realizarán vuelos rasantes de aviones caza para reforzar la seguridad. El torneo más blindado de la historia –y, por ende, más caro también– se asemejará a una recreación de esas películas bélicas norteamericanas tipo Apocalypse Now!. De ese modo, convivirán en un mismo sitio estas armas letales y todos aquellos que pretendan ver los partidos en vivo y en directo.
Eduardo Deluca, el dirigente argentino, estuvo en la última reunión de la FIFA, donde ni siquiera se trató este tema de militarización futbolística. “No se habló ni medio de ese asunto. La seguridad de los mundiales corre por cuenta de los países organizadores y se paga con lo que se recauda”, comentó el secretario de la Confederación Sudamericana (CSF). Sin embargo, no sólo habrá misiles en las canchas de Corea del Sur. Fuerzas armadas vigilantes, policías franceses que intervinieron en el Mundial ‘98 y especialistas en guerra biológica y química especialmente enviados por Estados Unidos complementarán el escudo antimisilístico futbolero. No sea cosa que Bin Laden reaparezca en Seúl o Jeonju.
A los coreanos les toca compartir el grupo D junto a EE.UU., Portugal y Polonia. Se dirá: la presencia del seleccionado norteamericano justifica semejante despliegue de esa fuerza de tareas. Menos mal que para este torneo no se clasificaron Irán –uno de los ejes del mal, según su alteza Jorge Bush–, ni Irak, cuya última participación en un Mundial data de 1986. Tampoco lo jugará Corea del Norte, otra de las naciones estigmatizadas por Washington.
La hipótesis de conflicto en esta edición 2002 no serán los alcoholizados hooligans ingleses y, mucho menos, nuestros devaluados barrabravas, inmersos como están en su ola criminal, pero made in Argentina. Los misiles Mistral estarán disponibles, por si acaso, contra ataques terroristas. Lo que no explicó Kim Kiho, fue si apretarán el botón ante la sospecha de que alguien irrumpa con túnica y turbante en pleno partido.