SOCIEDAD
Los cadetes de la fiesta bochornosa quedaron casi todos como policías
Iban a quedar afuera de la Bonaerense por el escándalo. Pero al final sólo fueron vetados 38. De esos, 30 aún piden ingresar.
Por Carlos Rodríguez
Si perseveras triunfarás parece ser una de las máximas que rige la formación de los aspirantes que cursan en la Escuela Juan Vucetich de la Policía Bonaerense. Los que aprendieron bien la lección fueron muchos de aquellos cadetes impresentables que en diciembre de 2000 habían quedado presuntamente fuera de la fuerza luego de protagonizar una bochornosa fiesta de fin de curso. En esa reunión se produjeron robos y destrozos propios de esas películas dedicadas a contar historias graciosas de estudiantes descerebrados. La noticia dice ahora que de aquella ruidosa promoción excepcional en cuanto a número –eran 635 los cadetes que habían recibido sus diplomas cuando habitualmente las camadas anuales no superan los 350 alumnos–, ya están incorporados 597 y otros 30 tienen chance todavía de calzarse el uniforme y la pistola al cinto. Apenas ocho han quedado descartados, cuatro de ellos porque son los únicos procesados en una causa que supo tener 347 sospechosos.
“Prefiero tener 300 policías menos en la calle a que haya dudas sobre el personal que tiene que cuidar la seguridad de todos”, dijo el ex gobernador Carlos Ruckauf el 22 de diciembre de 2000, a una semana de la llamada “fiesta inolvidable”, donde los cadetes revoltosos rompieron la vajilla y las mesas, además de robar equipos de música, heladeras y efectos personales de algunos de los presentes. En ese momento había 347 procesados por decisión del juez Martín Nolfi, pero a fines de mayo de 2001 la Cámara Penal de Quilmes resolvió desprocesarlos y la causa volvió a fojas cero. Ruckauf, que seguía en el cargo, insistió en su postura de firmeza: “La decisión de la Justicia no cambia en nada la situación de los cadetes: siguen sin trabajar”, dijo el 1º de junio.
Ayer, el nuevo subsecretario de Formación Profesional del Ministerio de Seguridad bonaerense, Dardo Otonello, admitió a Página/12 que en enero de este año, por medio de dos decretos, 287 cadetes fueron incorporados al servicio activo, en comisarías y el Operativo Sol, que se realiza todos los años en la zona atlántica. En los últimos días se ha tomado la decisión de darle el visto bueno a otros 310 cadetes de aquella recordada promoción, dado que no existe ninguna traba judicial ni administrativa que lo impida, a pesar de todas las seguridades en contrario que se habían dado.
Otonello aclaró que 30 cadetes, que ya habían sido dados de baja por una decisión administrativa, han solicitado la revisión de esa medida adoptada por el ex gobernador Ruckauf y por el ex ministro de Justicia Ramón Verón, quien en su momento anunció la aplicación de “sanciones durísimas” para todos los involucrados. Los 30 que insisten con su incorporación ya fueron rechazados por el Consejo de Disciplina de la fuerza policial y por el director general de Institutos Policiales de Formación, comisario mayor Ernesto Lamardo, quien ya había emitido una opinión contraria dado que ocupa el cargo desde los tiempos de Ruckauf.
Los únicos que perdieron la chance de insistir son los cuatro que están procesados en la causa, a tres de los cuales ya se les dio la baja en forma definitiva. Los otros cuatro que quedaron descartados son un cadete procesado por otro delito, dos egresados que solicitaron la baja voluntaria y el último porque falleció. Otonello dijo que ahora se abocarán “con criterio y sensatez” a evaluar si aprueban a alguno de los 30 pedidos de revisión. Sobre los 597 cadetes incorporados, se limitó a decir que en los legajos “no había ninguna objeción”.
En la causa, en los primeros días, 147 cadetes fueron indagados por solicitud del fiscal Luis Armella, pero los otros 200 nunca lo hicieron después de la intervención de la Cámara de Quilmes. La cena para festejar el fin de curso se realizó el 15 de diciembre de 2000 en el camping de la Escuela Juan Vucetich, en el parque Pereyra Iraola, en Berazategui, en el camino a La Plata. Marcela Piombo, que alquiló a los organizadores la vajilla y la mantelería, perdió 29 mil pesos. Al disc-jockey le robaron los equipos, valuados en siete mil pesos y varios de los asistentes fueronvíctimas de robos. En el domicilio de tres de los procesados se encontraron algunos de los objetos robados.