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Los jugadores e hinchas del Cienciano le atribuyen el éxito de su cuadro no sólo al buen juego, sino también a la maca, los brujos y los dioses andinos que impregnaron su campaña de un tinte mágico y folklórico. El equipo del Cusco, que alcanzó ante River el máximo galardón obtenido por un equipo peruano, obtuvo un plus en su rendimiento con el uso de un suplemento vitamínico extraído del tubérculo andino conocido como maca. Esa raíz permite aumentar la energía corporal hasta en un 30 por ciento, aumenta el deseo sexual, la producción, la movilidad de los espermatozoides, disminuye la depresión, la ansiedad y proporciona energía, según un estudio realizado por la limeña Universidad Cayetano Heredia.
Desde mayo, el Cienciano participa en un programa experimental realizado por el laboratorio peruano Schuler, empresa que distribuye la maca a nivel mundial, y que consiste en dar tres cápsulas por día a cada jugador. Hasta hace dos semanas, era el secreto mejor guardado, y su publicación por la prensa generó algunas sospechas, hasta que se confirmó que no contenía ningún elemento que pudiera propiciar algún tipo de doping positivo. A diferencia de otros productos químicos, que contienen taurina o cafeína y crean una “sensación” de energía al actuar en el sistema nervioso, la maca actúa directamente en el sistema corporal, hecho que hace más eficaz el consumo de oxígeno de cada persona. La maca, que crece a 4 mil metros sobre el nivel de mar, brinda más energía, contiene hierro, fósforo, calcio, magnesio, potasio y sodio, tiene vitaminas de complejo B y también 8 de los 9 aminoácidos esenciales, que son la base para la formación de las proteínas. El éxito del producto andino propició que las autoridades de la Federación Peruana pusieran su atención en los resultados y negocien la posibilidad de administrarlo en la selección nacional.
A lo largo de su campaña, el Cienciano tuvo el apoyo, además, de los chamanes andinos, que tienen una presencia “mediática” notoria cada vez que un equipo peruano disputa un partido de fútbol importante a nivel internacional. Los chamanes, vestidos con sombreros y ponchos coloridos, aprovecharon la gran repercusión que tienen sus prácticas sobre todo entre la población andina peruana, para mostrar las “bondades” de sus conjuros y la fuerza de sus hechizos. Sus rituales consisten en la quema de hojas de coca, de carácter “sagrado” para los habitantes de los Andes, el uso de puros para “fumar” (perjudicar) a los jugadores visitantes y la ingesta de aguardiente que luego es “escupido” sobre fotografías de los futbolistas rivales. Los chamanes, practicantes de la magia negra, también emplearon el cuy (conejillo de Indias), que es sacrificado en un ritual que permite adivinar el futuro al “leer” en sus entrañas. La última víctima directa de los conjuros fue el delantero chileno Marcelo Salas, cuyo retrato sufrió el embate de las espadas y puñales de los brujos y fue “amarrado” (hechizado) para que no rinda a la altura de sus atributos. Dado lo que sucedió en la cancha, parece que el trabajo rindió sus frutos: Salas sufrió una lesión y apenas pudo disputar 16 minutos.
El triunfo del Cienciano fue tomado, además, como una reivindicación de los principales atributos del hombre andino, como la fuerza y el coraje, y de las reglas del antiguo imperio de los incas, que siempre propugnó el trabajo en conjunto para lograr los objetivos. Incluso, antropólogos y sociólogos remarcaron la importancia de este logro en la irrupción de la cosmovisión andina, en la que los “apus” (dioses) son considerados guías vitales. Si bien muchos de los jugadores del Cienciano no proceden de Los Andes, igualmente no pudieron sustraerse a la tradición y de manera unánime expresaron referencias al mundo andino y a los sitios “sagrados” de los incas como Machu Picchu y Sacsayhuamán. Además, también mostraron su fervor por el “Señor de los Temblores”, una imagen de Cristo muy venerada en Cusco y que resumen el sincretismo mágico de una religiosidad que reúne atributos del cristianismo y la visión andina de la fe.