EL PAíS › MASIVAS MARCHAS A DOS AÑOS DEL ESTALLIDO. UNA EXPLOSION CAUSO 23 HERIDOS
Solo una Plaza para tres piquetes
Los unía su condición de piqueteros y algunas de sus principales consignas, como trabajo y oposición al ALCA, pero igual marcharon separados por sus posiciones políticas. La demostración transcurrió casi en calma hasta que en el último acto estalló un explosivo en la Plaza hiriendo a 23 personas. Los organizadores pidieron una investigación y llamaron a otra marcha de protesta. El Gobierno le quitó importancia.
Por Laura Vales
Hubo tres actos sucesivos, y todos estuvieron integrados mayoritariamente por desocupados. El segundo aniversario del 19 y 20 diciembre se recordó en la Plaza de Mayo con una seguidilla de marchas piqueteras a las que se sumaron, en una proporción menor, asambleas barriales, partidos políticos y delegaciones sindicales. Mientras se realizaba el último de los actos, convocado por la izquierda, un artefacto explosivo estalló en la plaza dejando 23 heridos.
Ocurrió a las siete y media de la tarde. Sobre el escenario los oradores hacían sus discursos cuando desde el cantero ubicado frente al Cabildo se escuchó la explosión. Algunos pensaron que había volado una garrafa, hasta que se vio el tacho de basura deformado por la onda expansiva. El artefacto había estallado dentro.
En esos minutos iniciales, con la gente ganada por el pánico, la plaza estuvo a punto de desbordarse. Entre los heridos hubo varias mujeres, una de ellas embarazada, y dos chicos. “Vimos quemaduras y esquirlas de vidrio”, dijo a Página/12 el personal de la Cruz Roja que hizo los primeros auxilios.
Las organizaciones convocantes acusaron de lo sucedido “al Gobierno y sus servicios de inteligencia” y denunciaron que se trató de “una bomba casera de fragmentación”. Néstor Pitrola, del Polo Obrero, informó que el lunes a la tarde realizarán una marcha de repudio desde Congreso a Casa de Gobierno.
“No hay ninguna razón para culpar al gobierno”, respondió el ministro del Interior Aníbal Fernández. Y opinó que pudo haberse tratado “de un acto realizado por una persona que no midió el daño que podía hacer”.
Fuentes de la Policía federal dijeron a Página/12 que la primera impresión de los peritos en explosivos indicaría que “no es ni una bomba de estruendo ni un explosivo importante, sino algo intermedio”. El vocero comentó que puede ser que “alguien quisiera crear problemas en un acto que era absolutamente tranquilo”. El consultado consideró que como había mucha gente en los alrededores “tal vez se pueda reconstruir lo sucedido”.
Fue el final de un largo día que comenzó a cerca de las doce, cuando los primeras columnas comenzaron a caminar por Avenida de Mayo hacia el centro. Desde entonces y hasta las nueve hubo gente en la Plaza. Los manifestantes, fueran del color que fueren, repitieron cuatro puntos de reclamo: trabajo genuino, que no se pague la deuda externa, rechazo al acuerdo con el FMI y oposición al ALCA.
Alcanzaba con preguntar a cualquiera por qué estaba allí para recibir como respuesta esas prioridades, sobre todo el trabajo y la preocupación por la pobreza.
Francisco Ruiz, de 43 años, llegó a la plaza pedaleando en su bicicleta. Tenía un gorrito de Boca y las bocamangas de los pantalones sujetas con dos broches de la ropa. “Soy gastronómico, cobro un sueldo todos los meses, pero pienso en la necesidad de la gente que no tiene para comer y me da bronca.”
También Aída Aguilar, docente de literatura en La Matanza, 52 años, dio una razón similar: “Siento que emocionalmente tengo que ver con los piqueteros. Lo que les pasó a ellos me puede pasar. Los veo sin dientes, pienso que tampoco en mi casa tenemos tanto dinero como para hacernos todas las reparaciones cuando la vida te va desgastando. Y vine además porque estoy un poco harta: me banqué a los militares, a Alfonsín con la casa está en orden, tuve que sufrir a Menem y ahora no quiero más gobiernos de transición”.
¿Y los desocupados? Cristina Rodríguez, ex empleada estatal, hoy con un Plan Jefas y Jefes, resumió en una sola frase sus motivos: “Venimos a pedir lo que nos quitaron”.
Hasta allí el discurso común entre los manifestantes. Porque las organizaciones sociales y políticas se dividieron, en cambio, por su grado de respaldo u oposición a la gestión de Kirchner.
Las tres tandas de manifestantes expresaron, en cada acto, diferentes posturas frente a la actualidad. En primer término marchó el sector con mejor diálogo con Kirchner. Integrado por Barrios de Pie, el MTD Aníbal Verón, H.I.J.O.S. y la Asociación Madres de Plaza de Mayo, entre otros,cuestionaron el reciente acuerdo con el Fondo Monetario, pero no hicieron de la oposición su tema central.
Pidieron “una Argentina con democracia”, de “participación y gobierno de los trabajadores”, con “soberanía nacional y justicia social”. Y volcaron sus ataques a “la derecha política intolerante y fascista, que exige todos los días que se reprima a la protesta social, que no se amnistíe a los luchadores procesados, que haya mano dura para con los que reclaman por sus derechos”.
Una novedad política fue que marcharon con ellos organizaciones abiertamente peronistas, como el Frente de Desocupados Eva Perón y el Partido Auténtico Federal (ex Montoneros). Se encolumnaron al final y de sus filas salieron elogios para la actual gestión: “Damos apoyo a Kirchner y al gobierno popular que cambió el modelo”, declaró Héctor Fernández, del Peronismo Militante.
Los militantes soltaron en la Pirámide de Mayo globos celestes y blancos con los nombres de los muertos en la represión de diciembre del 2001.
La segunda tanda estuvo integrada por la Corriente Clasista y Combativa y el Frente Resistencia Peronista, con un tono más alto. “El Gobierno ha tomado algunas medidas largamente reclamadas por la lucha popular, como la nulidad de la obediencia debida y el punto final, la expropiación de algunas empresas recuperadas y el aguinaldo de 50 pesos para los desocupados. Pero no ha tocado ninguno de los pilares de la crisis en la Argentina: no hay cambios de fondo para resolver los problemas que llevaron al Argentinazo”, planteó Juan Carlos Alderete, de los desocupados de la CCC.
El referente también consideró que “los contados microemprendimientos no sustituyen el trabajo genuino de las fábricas cerradas, las grandes empresas estatales privatizadas, los productores del campo y la ciudad quebrados”.
El último acto reunió prácticamente a todo el abanico de la izquierda. Con la presencia del Partido Obrero, el Comunista, el Movimiento Socialista de los Trabajadores y sus líneas piqueteras (el Polo Obrero, el MTL y el MST), arrimaron a la plaza una concurrencia que los organizadores estimaron en “más de 70 mil” y el Gobierno en “doce mil” personas.
Los ceramistas de Zanon, los trabajadores de Brukman y el Movimiento de Raúl Castells también fueron parte de la convocatoria, al igual que un grupo de asambleas barriales.
Fue el acto del sector que apuesta a instalarse como la principal oposición a Kirchner. Y eso tradujeron los discursos, duros contra su gestión, a la que calificaron como “la continuidad” de De la Rúa y Duhalde. Los asambleístas presentes pidieron el micrófono y hablaron de “oponer a la democracia de la minoría rica la democracia de la mayoría trabajadora y desocupada”.
Pero muchos no llegaron a escuchar nada más. El estallido dispersó la atención de la gente y aunque el acto no se interrumpió en ningún momento, lo ocurrido tiñó todas las intervenciones.
“Fue una jornada histórica, pese a las provocaciones”, dijo Beto Ibarra, del MTL, para hacer “responsable al Gobierno y a los capitostes empresarios que pidieron reprimir al movimiento piquetero”.
Los últimos manifestantes desconcentraron a las nueve y media de la noche. Se retiraron con tranquilidad, mientras desde el palco se daban a conocer los hospitales donde habían sido trasladados los heridos. La policía de uniforme había tenido en la jornada el mejor de los comportamientos, tal lo instruido por el Gobierno. Pero, visto lo ocurrido, la generalizada preocupación no alcanzó a evitar 23 víctimas.