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Honrar los compromisos
Por Diego Bonadeo
La cantinela habitual de los gurúes cipayos que hacen como si entendieran de economía, cuando en realidad sólo entienden de negocios –los suyos o de sus mandaderos– se ha trasladado de modo manifiesto a las cuestiones del fútbol aunque nada tengan que ver con el juego. A partir de la inminencia de los dos Boca-River de la Copa, y de la resolución de los encargados de la seguridad de la gente, según la cual los dos partidos deberán jugarse a la tarde, el “honrar los compromisos” con que los monaguillos del FMI lamen botas y calcetines de sus patrones, ha hecho escuela.
Algo así como “permanecer y transcurrir no es honrar la vida” escribió y cantó sabiamente Eladia Blázquez, pero pareciera que “permanecer y transcurrir” es la consigna de quienes desde los negocios –los del país y los del fútbol– insisten en “honrar los compromisos”. Es que “lo único que importa es que las cuentas cierren”, aunque las consecuencias inexorables de la ecuación sean marginalidad, hambruna, exclusión, en definitiva, muerte, tiene su correlación pedestre y deportiva en “lo único que importa es ganar”, no importa de qué manera.
Así, para los dos Boca-River, “honrar los compromisos” significa ni más ni menos lamerle las botas y los calcetines a las corporaciones propietarias de todos los derechos “cedidos” por quienes en vez de defender el fútbol y su gente defienden los negocios que el fútbol genera. Esto es los suyos propios y en especial los de quienes ellos representan, aunque aparenten ser mandatarios de los mandantes genuinos.
Mienten seguridades que no hay. Mienten distancias nunca tomadas respecto de los barras. Mienten eficiencias policiales. Mienten cuando desmienten. Mienten también, cuando ocultan que para el desayuno toman pastillas para mentir. Y todo por “honrar los compromisos”. Y por querer “honrar los compromisos” pretenden que se juegue de noche. Total... “todo pasa...”. Total...“siga, siga...”.