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Después de varias actuaciones deslucidas en el torneo local y en la Copa Libertadores, Boca necesitaba un triunfo categórico para recuperar la fe en sí mismo y despejar dudas sobre un posible bajón. Con goles de Cardozo, Cangele y Barros Schelotto, de penal, el equipo de Bianchi derrotó claramente a Arsenal en la Bombonera y sigue a dos puntos de River en la lucha por el Clausura, cuando restan tres fechas para el final de la competencia. Esta goleada significó, además, un importante impulso anímico, a diez días del primer partido frente al conjunto de Astrada de las semifinales de la Libertadores.
Boca intentó en el comienzo asumir el protagonismo del partido pero chocó con la solidez de defensiva de Arsenal. Con dos líneas de cuatro y mucha marca, el elenco de Sarandí apostó al orden táctico para rescatar al menos un punto de su incursión por la Bombonera. En tanto, el local se repetía en su búsqueda por la derecha. Donnet –que salió lesionado al igual que Schiavi, aunque ambos sin gravedad– encabezaba por ese sector las arremetidas del equipo de Bianchi, pero los centros que enviaba no conseguían llegar a destino. Barros Schelotto estaba muy estático y Barijho no tenía la suficiente precisión para sacar provecho de los centros del mediocampista. Hasta que el volante Neri Cardozo se soltó y comenzó a llegar por la izquierda. Así, el juvenil futbolista de Boca asumió el rol de armador de su equipo y condujo las acciones ofensivas más importantes del conjunto boquense. Sin embargo, las buenas intenciones del mendocino no alcanzaron para forzar el desnivel. La primera mitad concluyó con un Boca que avanzó sin lastimar y un Arsenal con efectividad.
Pero en el complemento la historia cambió. A los 9, la defensa del equipo de Burruchaga intentó jugar a la posición adelantada, pero Bustamante quedó enganchado y dejó a Barijho solo frente al arco. El delantero remató con violencia y el arquero Limia despejó con un rebote, que tomó Cardozo para señalar el primer gol. A partir de allí el partido se abrió para Boca. Arsenal se fue en busca de la igualdad y perdió el orden que había mostrado en los primeros cuarenta y cinco minutos. Ocho minutos después, Abbondanzzieri contuvo un remate de Quinteros, sacó rápido, y Cangele, en una veloz corrida, puso el segundo. A partir de allí todo quedó en bandeja para Boca. Cada llegada se transformaba en una clara posibilidad de gol. A los 27, Cangele fue derribado en el área y Barros Schelotto, con un penal muy bien ejecutado, liquidó el partido. En menos de veinte minutos, Boca marcó tres goles en una demostración de que su efectividad está intacta. Más allá de algunos malos partidos, el plantel dirigido por Bianchi aún conserva las cualidades que le permitieron consagrarse como campeón Intercontinental. Como para que todos sus rivales lo tengan en cuenta.
Informe: Leonardo Castillo.