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Ahogado por la lluvia de goles, Independiente no pudo ver el final

Perdía 4-0 con Huracán y los hinchas reaccionaron arrojando objetos al campo. El árbitro Pezzotta suspendió el partido.

Enfurecidos con la pálida actuación de su equipo, los hinchas de Independiente agredieron con insultos y arrojando objetos a sus jugadores, especialmente al arquero Darío Sala, y el árbitro Sergio Pezzotta suspendió el encuentro que Huracán ganaba cómodamente 4-0. Los 30 minutos que restan jugarse se disputarían el próximo miércoles.
Lo que comenzó con un sainete, terminó de igual manera. Los dirigentes de Independiente no querían que el partido se jugara, a causa de la escasa respuesta del público, y se cerraron los drenajes de la cancha. Pero el árbitro Sergio Pezzotta consideró que la cancha estaba en condiciones de jugarse y como la lluvia había parado, decidió no suspender el partido. Como se demoraba el arranque, la televisión decidió levantar la programación y no transmitir el encuentro. Recién pudo verse el segundo período en la TV por cable.
La ausencia de difusión televisiva resultó piadosa: en esos primeros 45 minutos, Huracán fue una tromba, y ahogó al conjunto local en goles, con una actuación fabulosa de Daniel Montenegro. Acorde a la situación climática, Independiente hacía agua en el fondo, y uno a uno cayeron los goles visitantes, casi –se diría– como baldazos de agua fría:
- A los 3 minutos, Montenegro tomó la pelota en el medio, avanzó sin marca y disparó sobre la salida de Sala: 1-0.
- A los 14, llegó el segundo, cuando luego de una combinación colectiva, Luis González definió con un remate de derecha.
- A los 35, Montenegro ejecutó un tiro libre bajo, Moner arremetió y la rozó con el taco, descolocando a Sala: 3-0.
- A los 44, otra vez sorprendió Montenegro, con un tiro libre a baja altura que tomó desprevenido a Sala.
Los hinchas de Independiente fueron contribuyeron al clima con una lluvia de insultos: “ganen un partido/ si no van a cobrar” les gritaron a sus jugadores, a los que les reclamaron una actitud más sólida.
En la segunda mitad, Huracán le cedió la iniciativa al local, que dispuso de la pelota pero careció de ideas y de espíritu. Por eso, los hinchas aguantaron apenas 15 minutos. Uno le arrojó una bota de lluvia al arquero Sala, el árbitro Pezzotta lo vio y paró el partido, esperando la calma, que nunca llegó, y cinco minutos más tarde suspendió el cotejo “por falta de garantías”.

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Los jugadores de Huracán celebran la apertura del marcador.
 
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