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Si bien el empate no le sirvió a ninguno, San Lorenzo lo festejó un poco más que Quilmes. Con un agónico gol de Jonathan Santana, el equipo de Veira, que nunca dejó de luchar, le arrebató sobre el final una victoria que le hubiese permitido acercarse al líder Newell’s. Miguel Caneo había marcado el tanto de la apertura.
Conseguir un triunfo era una necesidad imperiosa para ambos equipos si pretendían mantenerse cerca de la lucha por el campeonato. Mientras que San Lorenzo apostó a la velocidad de sus delanteros, Lavezzi y Peirone, con la intención de salir rápido de contragolpe, Quilmes intentaba apoyarse en el manejo de sus volantes y en la proyección de sus laterales para crear peligro en el arco defendido por Ramírez. Pero el partido se hizo impreciso y entrecortado. Aunque a través de una pelota parada, Quilmes logró desequilibrar. Tras un envío de Andrés Pérez y un cabezazo fallido de Desábato, Caneo, con un toque suave, marcó el primer tanto. San Lorenzo salió a buscar la igualdad, pero el local se defendió bien y se fue arriba al descanso.
El conjunto de Boedo procuró tomar la iniciativa del partido y presionar sobre la salida de Quilmes. Lavezzi tuvo algunas situaciones que no logró capitalizar. El local se retrasó ante la andanada del rival con el propósito de replicar y crear peligro en el área visitante. El partido cobró así más interés, sobre todo en los quince minutos finales. El cuadro azulgrana siguió buscando, con más ímpetu que ideas claras, y acorraló al rival en el tramo final del cotejo. Parecía que con el orden que exhibía su defensa, más la buena actuación de Pontiroli, Quilmes iba a lograr el triunfo. Pero en la última acción del partido, San Lorenzo logró la igualdad con un tanto de Santana a la salida de un córner. Fue, en definitiva, un premio a la voluntad de un equipo que nunca se resignó.