El arranque de Racing en este torneo Clausura es, sin dudas, el peor en la historia del club. No sólo por los malos resultados en estas primeras siete fechas del certamen, sino también por la grave crisis que atraviesa el equipo, que al parecer no consigue absorber los dramáticos cambios que sufrió desde la renuncia de Fernando Quiroz y la vertiginosa ascensión de Diego Simeone, de jugador a entrenador del plantel. Encima, en este contexto tan desfavorable, recibirá el domingo en el estadio Ciudad de La Plata (ver aparte) a Boca, que viene entonado con dos victorias consecutivas y a sólo dos puntos del líder, Colón. Abajo, en cambio, superan al equipo de Avellaneda Tiro Federal (7 puntos), Central (6) e Instituto (4).

Es que Racing ocupa la última posición en la tabla con una sola unidad, producto de su empate precisamente ante Colón, merced a un penal fabricado por el propio Simeone en tiempo de descuento y seis derrotas en siete partidos. Se ha dicho luego de la caída ante Olimpo en Bahía Blanca que Racing había tocado fondo y la pregunta obvia es qué pasará si acaso no logra resurgir frente a Boca, o una fecha más tarde frente a Central, en el Gigante de Arroyito, dos compromisos realmente difíciles. Lo cierto es que el futuro de Racing no debería depender de un par de resultados, debería ser por lo menos el producto de una planificación sana y de un gobierno equilibrado por parte de la gerenciadora Blanquiceleste SA, con Fernando Marín a la cabeza.

La pantanosa situación del club de Avellaneda parece estar pidiendo a gritos alternativas de proyecto sólidas. En menos de cinco meses, el equipo cambió tres veces de entrenador: Guillermo Rivarola, Fernando Quiroz y Simeone, sin contar, por supuesto, el brevísimo interinato de Alberto Fanesi (con Simeone en la cancha, pero ya nombrado como sucesor de Quiroz) y está claro que eso no contribuyó a mermar la confusión que reina en el plantel racinguista, también acusado de entorpecer y sabotear el trabajo de Quiroz. “Ver a Racing donde está es bastante feo. Hay que ser fuertes y trabajar, porque no hay otra forma de salir”, comentó el volante Sebastián Romero, ahora capitán.

No ayudan tampoco a mejorar el clima apocalíptico las constantes peleas entre el gerenciador Marín y los hinchas, que han comenzado a perder la paciencia y los estribos. Marín, a quien se le critica haber vendido más y mejores jugadores que los que ha comprado, pidió frente a la “obligada” renuncia de Quiroz “que los hinchas de Racing se queden tranquilos que los momentos malos siempre pasan”, mientras tanto los rumores sobre un posible alejamiento del empresario cobran cada vez mayor velocidad.

Por decisión de Simeone, el plantel no se entrenó ayer. El entrenador prefirió darles el día de descanso a los jugadores, luego de un periplo de doce días que incluyó una semana de concentración y trabajos en Mendoza y las derrotas ante Independiente y Olimpo. El plantel trabajará hoy en doble turno en el predio de Escobar y recién ahí podría comenzar a delinearse la formación que presentará el domingo ante Boca. La única fija será la ausencia de Julio Barroso, su pase pertenece a Boca, quien en principio sería reemplazado por Gustavo Cabral.