Martes, 17 de abril de 2007 | Hoy
DEPORTES › HABLA EL CAMPEON DEL TC2000
El joven piloto se siente frustrado porque, pese a su dorado presente en el TC2000, todavía no pudo ganar en la categoría más popular de la Argentina.
Por Pablo Vignone
A los 23 años, Matías Rossi, campeón de Turismo Competición 2000, parece tener un laurel de oro esperándolo en cada curva. El domingo, tras ganar en Bahía Blanca por primera vez con el número 1 pintado en su coche, recibió un caluroso recibimiento en el podio de parte de los hinchas. Pero un deseo lo acosa: “Me falta la ovación del Turismo Carretera”, confiesa. Es que el chico de Del Viso, el mismo que compitió contra Lewis Hamilton en un mundial de karting no hace tanto tiempo (“él se clasificó para la final, yo no...”), siente la asignatura pendiente, no haber ganado nunca en el TC, la categoría más popular del automovilismo argentino. “Pero creo que el domingo, en Comodoro Rivadavia, se me puede dar, si el auto no se rompe”, se ilusiona.
A medida que acumula triunfos en el TC2000, la tribuna se repite la pregunta: ¿Por qué Rossi, un piloto de calidad indudable, no puede terminar de consagrarse en el TC? “No es poco lo que hice en Turismo Carretera, pero tampoco es mucho –acepta el piloto con una infrecuente sinceridad–. En TC2000 corrí apenas 31 carreras y gané siete, un porcentaje bastante alto. Pero hay un contraste, en el TC no conseguí nada parecido: en 60 carreras apenas si gané algunas pole-positions y series parciales. Incluso me subí tres veces al podio, pero ganar...”
El campeón tiene algunas pistas de por qué se demora el triunfo especial: “El TC2000 lo encaro distinto siendo piloto del equipo oficial Chevrolet. En el TC soy rápido, en todas las carreras de este año clasifiqué entre los diez primeros para largar, pero después en las carreras siempre se rompe algo. Por eso no podemos ganar”. El equipo JC, de Chivilcoy, para el que compite, mantiene algunas tradiciones emparentadas con la época romántica del TC y no está entre los más poderosos.
Alberto Canapino, el técnico cuyos autos ganaron siete campeonatos de TC entre 1995 y 2006, y que trabajó más de dos años con Rossi en la categoría, analiza lo que le sucede: “Cuando me preguntan qué porcentaje de la victoria corresponde al auto y cuál al piloto, yo digo que, en TC, a cada uno le toca el 100 por ciento. No sirve tener un auto bueno con un piloto más o menos y un motor regular. Cualquier cosa que no funcione es suficiente para no poder ganar. Eso es un poco lo que le pasa a Matías. En el TC2000 no le sucede eso. En cambio, en el TC hay muy poca distancia entre el éxito y la derrota”. Canapino elogió al piloto: “Ojo, que yo le valoro mucho más lo que hace en TC... A veces me pregunto cómo hace para estar tan adelante con ese autito. Se destacó muy rápido, hoy es ídolo y lo respetan el público y sus colegas”.
Rossi acepta que “se disfruta más manejar un coche de TC por la tracción trasera, como un verdadero auto de carrera. El TC2000 va más rápido, frena mucho antes, se puede pasar más a los rivales, es más fácil por la dirección hidráulica, pero la tracción delantera no es lo mismo”. Pese al placer diferencial, el TC le sigue siendo esquivo... por lo menos hasta el domingo, según insiste ante unos 400 estudiantes de la escuela DeporTEA de periodismo deportivo.
“A mí me costó mucho llegar a ocupar el lugar que tengo dentro del deporte”, asegura. “El automovilismo es bastante chico como para ser un profesional, y una vez que lo lográs, es sumamente difícil mantenerse.”
“Combino un trabajo con una actividad que disfruto haciendo.” Tanto que, como asegura, corrió “varios años en TC sin ganar un peso, por la pasión. Y cuando no corro, paso el tiempo en un simulador de TC”.
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