En un partidazo, Estudiantes no pudo llegar a la punta. Pero resulta difícil saber si ganó un punto o perdió dos. Es que vencía 2-0, pero Newell’s se lo dio vuelta en un rato. El campeón reaccionó en el arranque del segundo tiempo y se puso 4-3. Hasta que los rosarinos llegaron al empate definitivo, e incluso pudieron llevarse la victoria.

Estudiantes se vio sorprendido de arranque por la actitud de Newell’s. Sin embargo, la contundencia del campeón se puso de manifiesto para salir de la situación comprometida. Es que ante un error de Villar frente a un tiro libre de Benítez, Estudiantes se puso en ventaja con un violento remate de Pavone tras el rebote largo que entregó el arquero. Y un rato más tarde, con un tiro libre similar, el que aprovechó el error defensivo de los rosarinos fue Calderón, que sometió a Villar con un zurdazo cruzado.

Por más que estaba con dos goles de ventaja, el equipo de Simeone no estaba sólido y no dominaba el encuentro. Y como Newell’s no se dio por vencido con los dos tantos diferencia, muy pronto encontró la igualdad. Primero descontó con un taco formidable de Pablo Pérez, que utilizó ese recurso para desviar un tiro libre. Apenas unos minutos más tarde, una patriada de Zapata terminó en gol por un desvío en Cejas, que descolocó a Andújar. Semejante impacto fue sentido por Estudiantes, que volvió a desconcentrarse y lo pagó: nadie pudo rechazar un centro desde la izquierda y Pérez volvió a facturar con un remate cruzado que dejó sin chances al arquero.

Muy diferente resultó la actitud de Estudiantes en la segunda mitad. Es que con el ingreso de Piatti, ganó en agresividad y dinámica. Entonces, apenas siete minutos le alcanzaron para dar vuelta el marcador. Primero con un cabezazo de Pavone, que Aguirre terminó de empujar contra su arco, y luego con un una gran corrida de Piatti, que dejó en el camino al defensor y la picó ante la salida de Villar. Como Newell’s no se resignó, llegó de manera merecida al empate a través de Pablo Pérez, que definió por el segundo palo un centro de Cardozo. Y pudo ganarlo por las múltiples chances que generó o por alguno de los dos penales que el árbitro Pompei no le concedió.