Miércoles, 27 de febrero de 2008 | Hoy
DEPORTES › OPINION
Por Pablo Vignone
Si Bernardo Romeo queda solo frente al arquero y le pega al bulto, se habrá perdido el gol pero podría aprender la lección: una centésima más de pausa, un milímetro más de precisión, un bocado más de ambición. Goles, precisamente, son lo que le hacen falta a San Lorenzo para quebrar la racha espantosa que mantiene mudos a sus hinchas y empuja al equipo al escalón más profundo de la tabla de posiciones. Pero si Romeo no aprende, el equipo no convierte, no mejora, no levanta cabeza, y las preguntas se transforman en una repetitiva letanía: ¿cómo salen de ésta?
Acaso en la cancha Romeo termine desempeñándose con mayor lucidez que fuera de ella, donde, por lo visto, no aprende de las que van al cuerpo del arquero. Una semana atrás sorprendió al dramatizar en exceso el encuentro contra el Cruzeiro de Belo Horizonte, cuando aseguró que era “un partido de vida o muerte”, que “no se podía empatar”. Se sabe: el partido terminó en empate, sin goles, pero nadie –ni Romeo– se hizo el harakiri, se ahorcó con alguno de los trapos o se cortó las venas con el filo de una estampita de los Santos de Boedo.
El ridículo habría quedado atenuado entonces, o entrado en la categoría de lo anecdótico, si el delantero no hubiera insistido ayer con su atrevimiento para las predicciones apocalípticas, mostrando una curiosa incapacidad para el aprendizaje.
“Debemos ganar como sea”, señaló ayer, insistiendo en la perogrullada de que “el fútbol es resultado”. Le faltó solamente explicar los alcances del “como sea”: por lo que deja entender el reglamento de la International Board, normalmente la victoria arriba marcando más goles que el rival. Y marcar goles significa embocarla, introducirla en el arco contrario, una práctica a la que San Lorenzo, en parte por responsabilidad del mismo Romeo, no acostumbra últimamente. De la manera en que fuese. O sea.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.