Los dos goles, la asistencia y el penal que le cometieron a Sergio Agüero en el triunfo de Atlético de Madrid 4-2 sobre Barcelona se transformaron en una excelente noticia para el fútbol argentino. Es que más allá de sus innegables condiciones, el presente del ex delantero de Independiente dejaba un margen de duda. Las continuas expulsiones, entre ellas la del escupitajo ante Bolton en la Copa UEFA, y varias lesiones sucesivas –no pudo jugar ante Guatemala, estuvo en duda para el sábado– no le permitían focalizarse en lo suyo, el fútbol. Con la cabeza despejada, Agüero se despachó con una actuación consagratoria, en un partido de los grandes. Como para reafirmar que puede ser una alternativa muy válida para la selección mayor en las Eliminatorias. Y, sobre todo, que será una de las armas más importantes del equipo olímpico, que irá Beijing a defender la medalla dorada ganada en Atenas. Está claro, talento le sobra. La cuestión es mantener la mente fría para poder plasmarlo en la cancha. Con actuaciones como las del sábado, todas las dudas se irán despejando.