Martes, 24 de marzo de 2009 | Hoy
Si la idea son los autos con techo, no los monopostos, el Campeonato Mundial de Autos de Turismo (WTCC) ofrece un panorama apropiado. Pero los independientes no pueden pelearles a los equipos de fábrica de Seat, BMW o Chevrolet, que aportan 13 autos (de reglamento Súper 2000, algo a lo que parece acercarse ahora el TC 2000) al torneo, a costos estimados en 2,2 millones de dólares por auto para las 12 fechas (24 carreras) del certamen. El también tradicional BTCC, el campeonato británico, cuesta alrededor de 400 mil libras (550 mil dólares), aunque los equipos oficiales gastan un millón de libras (1,4 millón de dólares). El piloto independiente que gana una carrera tiene un premio (literalmente) consuelo: 2500 libras... No alcanza ni para comprar un juego de gomas. Claro que, para hablar de autos con techo, nada más espectacular en el mundo que la Sprint Cup, la categoría mayor de la Nascar estadounidense, que con 42 autos promedio en cada una de las 38 carreras del año parece tener espectáculo asegurado. Pese a la crisis, que se rumorea costó 700 puestos de trabajo entre los equipos de Nascar, sigue siendo muy duro asegurarse un lugar en la Sprint Cup, aunque los costos no sean moneditas: se calcula que poner un coche en pista a lo largo de la temporada cuesta más de 20 millones de dólares... Se mueve mucho dinero en Nascar: Juan Pablo Montoya, que se mudó de la F-1 al Nascar en 2005, ya acumuló 11 millones de dólares corriendo en los Estados Unidos. Pero la bonanza podría terminar a corto plazo. El equipo Roush Fenway, que ganó la mayoría de las carreras disputadas en 2009, reveló que cuatro de los cinco sponsors principales que apoyan a la escuadra, cada uno con un auto, pidieron compartirlos con otros patrocinantes, ya que no podrán continuar invirtiendo al mismo nivel en 2010.
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