Martes, 13 de julio de 2010 | Hoy
Por Franz Beckenbauer *
El coro de pesimistas se silenció hace tiempo. El Mundial de Sudáfrica 2010 fue un completo éxito. El único error fue que Alemania no estuviera en la final, pero los sudafricanos no pueden hacer nada sobre eso. Habla mi corazón alemán y el hecho de que junto a España, Alemania hizo el fútbol más bonito. Alemania fue incluso, si cabe, más fascinante.
En la última reunión del comité organizador todo fue considerado como positivo. La organización, la seguridad, todo ha funcionado. No sólo esos estadios fantásticos, de los mejores del mundo. Sudáfrica fue hasta el último día un extraordinario anfitrión. Hasta el temor de que los fanáticos sudafricanos se hundieran en la tristeza porque su equipo fue eliminado en primera ronda se demostró injustificado.
Los sudafricanos se mostraron entusiasmados por las calles del país hasta el final, han apoyado a los fanáticos y a los equipos extranjeros. Eso venía del corazón y fue lo más valioso del país. De eso se aprovecha toda Africa.
Sólo al principio hubo algunas deficiencias. No se estaba acostumbrado a transportar a tales masas de gente, pero hasta eso se solucionó relativamente pronto. La imagen general siempre fue positiva. Y que los hoteles de lujo estuvieran vacíos no tiene nada que ver con los sudafricanos. Es un asunto de la FIFA y de su agencia Match.
Lo que menos me gustó, hasta llegar a la final, fueron las actuaciones de los árbitros. También eso es un asunto de FIFA. En mi primer arrebato de enfado dije que se tenía que borrar todo y empezar desde cero. No puede ser que haya una tarjeta amarilla cada vez que alguien tosa ligeramente.
A pesar de mi preocupación por su eficacia de cara al gol, España es un merecido campeón del mundo. Aunque los holandeses exportaron a España el concepto de la posesión de la pelota. Rinus Michels, Johan Cruyff y el técnico del Bayern Munich, Louis van Gaal, fueron grandes entrenadores holandeses que, sobre todo en el Barcelona, enseñaron ese tipo de fútbol.
Sin embargo, los holandeses tenían el mejor ataque con Robben, Van Persie, Kuyt y con Sneijder por detrás. Pero Casillas tuvo de nuevo en el arco español un día brillante. Y los españoles fueron colectivamente más fuertes. Cuanto más duraba el partido, más salían a relucir sus cualidades técnicas. Igual que en la segunda parte de la semifinal contra Alemania.
Los alemanes cayeron al final a causa de su joven estilo. Cuando se tiene poca experiencia, se juega de manera titubeante. Las actuaciones en el 4-1 de Inglaterra y en el 4-0 contra Argentina no pudieron ser superadas ante España, que llegó con justicia a la final.
Tras el decepcionante comienzo de los europeos con las eliminaciones del defensor del título, Italia, de Francia, de Grecia y de Inglaterra, todo se arregló al final. Por primera vez un equipo europeo se proclamó campeón del mundo fuera de Europa.
Y por primera vez había dos para elegir en la final, Holanda o España.
Alemania, tercero al ganar al sorprendentemente fuerte Uruguay, completó el pleno europeo en el podio, aunque el uruguayo Forlán, con justicia, fue elegido mejor jugador del torneo. Un pequeño consuelo tras la derrota con Alemania por el tercer puesto.
Que Europa domine así es causa también de las debilidades de brasileños y argentinos. Los dos grandes sudamericanos no mostraron todo su potencial, no pudieron competir seriamente por el título. Brasil ha cambiado su estilo. El anfitrión del Mundial de 2014 jugó más europeo que todos los europeos juntos y con ello se convirtió en predecible. Seguro que eso cambia para el próximo Mundial.
Tras las convincentes victorias iniciales, en el 4-0 ante Alemania Argentina se vio superada. Se encontró con un increíble equipo alemán, no se puede reprochar nada.
Esperemos que en 2014 haya un torneo tan bonito como en Sudáfrica.
De DPA. Especial para Página/12.
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