DEPORTES › EL ENCUENTRO DEL MUNDIAL 1999
Aquella noche de Lens
Por P. V.
–¡Bloody nine minutes!
Lo que ocurrió la noche del 20 de octubre de 1999, en el estadio Felix Bollaert de Lens, Francia, pocas veces se vio. Un descuento de 9 minutos (los “nueve malditos minutos” a los que se refería el neocelandés Alex Wyllie, el entrenador de Los Pumas en el Mundial de aquel año) con cinco penales a mano de Irlanda, el favorito a pasar a cuartos de final. Pero Irlanda, el favorito, no pasó. Sí lo hicieron esos Pumas que, por una noche, se portaron como leones: en esos minutos adicionados por el australiano Stuart Dickinson, practicaron 22 tackles con los que frenaron la mano del establishment.
Aquejado por el intenso frío, aquel partido amaneció cerrado y filoso. El equipo argentino cometía demasiados penales, que el pateador David Humphrey cobraba en la ventanilla del marcador, sacándole ventaja a Gonzalo Quesada. Se fueron al descanso 15-9 abajo.
Los Pumas necesitaron otro cachetazo, propinado otra vez por Humphrey al poner el resultado 21-9, para reaccionar. Y de a poco el equipo nacional fue remontando la desventaja. En Buenos Aires, los aparatos de TV encendidos en los bares convocaban a la gente común, el ritmo de la city.
A los 28 minutos –a 12 del final– con un try de Diego Albanese y la conversión de Quesada, Los Pumas pasaban a ganar 25-24. Del frío de Lens no quedaban ni rastros. Los irlandeses querían reaccionar, pero ya no conservaban la destreza del arranque y se veían superados hasta físicamente por los argentinos. La sensación de dominio era tal que Quesada ensayó un drop de espaldas. Y acertó. El marcador se puso 28-24.
El cartel luminoso anunció seis minutos de descuento pero, se sabe, fueron algunos más. Dickinson cobrará cinco penales para Irlanda durante el tiempo añadido. Hasta que ya se le cae la cara de vergüenza, porque los europeos no pueden ganar el partido. Pichot le muestra la pelota y entonces decide, sí, pitar el final.