DEPORTES › ASI SE VIVIO EL TRIUNFO EN RIO
Gran carnaval al amanecer
Por Ricardo Soca
Desde Río
La victoria de Brasil fue el retorno de sus mejores tiempos de gloria y revivió el sueño de la conquista del pentacampeonato mundial, y con el renacer del entusiasmo, nadie durmió a partir de las tres de la madrugada, con las interminables salvas de cohetes que sacudieron esta madrugada a la ciudad durante el partido.
Además de los cohetes y del sonido de estridentes cornetas, los edificios residenciales con todas sus luces encendidas no dejaban pensar que la ciudad dormía; la población entera permaneció pendiente de la trasmisión del partido por televisión.
Al terminar el partido, la gente se volcó a las calles mucho antes del amanecer en un estallido de júbilo por el reencuentro con la victoria. Multitudes vestidas de verdeamarillo vieron la salida del sol bailando el samba en Río y en San Pablo, el frevo en Pernambuco y la música axé en Salvador de Bahía.
Y los que llegaron a cerrar los ojos vencidos por el sueño después del gol del inglés Owen despertaron para un verdadero Carnaval que estalló con el gol del empate. Muchos “torcedores” prefirieron ver el partido en los numerosos bares que se mantuvieron abiertos durante toda la noche para exhibir el partido por televisión.
En un tradicional pub inglés de Ipanema, lugar de encuentro de la colonia británica que el jueves fue decorado con banderas brasileñas y de Gran Bretaña, se reunieron unos 300 hinchas de las dos selecciones y al final del partido los brasileños acabaron consolando a sus rivales.
Carlos Alberto Parreira resaltó la superioridad de los brasileños y comentó a periodistas que la actuación fue “un paseo”, mientras que Mario Jorge Lobo Zagallo, fue categórico al afirmar que fue el mejor partido que Brasil jugó en este Mundial y que mostró “fuerza, calidad técnica e inteligencia”.
Lo cierto es que después de un penoso torneo eliminatorio y de sus inexpresivas victorias iniciales en Corea, la selección brasileña volvió por sus fueros de tetracampeón del mundo y se situó a sólo dos cotejos de una quinta conquista mundial. Es lo que comentaban los brasileños al amanecer del primer día del tibio invierno carioca, cuando una niebla que parecía el “smog” londinense caía como un manto sobre la ciudad. No faltó quien dijera que se trataba de un homenaje de la Naturaleza a los primeros semifinalistas del Mundial.