Fondos “en negro” provenientes de operaciones de compraventa de pases de futbolistas realizados por la cuestionada firma GEA World, en la que actuaban Davide Lippi, hijo de Marcello, entrenador del seleccionado italiano, y Alessandro Moggi, pudieron terminar en cuentas en El Vaticano. Así informaron fuentes ligadas a la investigación que encabeza la Fiscalía de Nápoles, a partir de escuchas telefónicas que desataron un terremoto en el fútbol italiano.

“Falsificación de balances y reciclaje de dinero sucio” son los presuntos ilícitos que investigan los fiscales. Dinero no declarado de las operaciones de transferencias de futbolistas, que evitaron asentarse en los balances contables de los clubes y de GEA, pudieron haber sido depositados en cuentas corrientes en el Instituto de Obras de Religión (IOR), que de hecho es el banco de El Vaticano. El IOR ganó notoriedad en los primeros años del papado de Juan Pablo II, cuando estaba bajo la dirección del obispo lituano Paul Marcinkus, al ser acusado de connivencias con el escándalo de la logia masónica P2.

La GEA World tiene sólidas y profundas conexiones con el mundo financiero italiano, ya que la mayor accionista, con el 32,4 por ciento del paquete, es Chiara Geronzi, hija del presidente de Capitalia, el grupo bancario más poderoso de Italia. Se sospecha que porcentajes en negro de transferencias, que oscilaban entre el 5 y el 15 por ciento del total, terminaron en cuentas corrientes cifradas fuera de Italia. Los fiscales no descartan que algunas sean del IOR.

Bajo la lupa de los investigadores cayó el pase de Juan Sebastián Verón de la Lazio al Manchester United: durante la presidencia de Sergio Cragnotti, el club romano adulteró su balance contable del período 2001-2002 para evitar el registro de 21,5 millones de euros de ingresos por el pase del volante argentino.