Trece de los veintitrés jugadores de la Italia campeona del mundo podrían militar desde esta semana en clubes de segunda a causa del vasto escándalo de partidos arreglados que empaña la imagen del Calcio desde hace dos meses. El primer veredicto de la justicia deportiva sobre el proceso disciplinar que amenaza a cuatro equipos históricos del campeonato italiano podría hacerse público el miércoles en Roma y relegar a Juventus, Milan, Lazio y Fiorentina a la Serie B o incluso a tercera división.

La victoria en los penales y la revancha ante Francia no hizo olvidar el escándalo en el que los cuatro clubes son sospechados de haber obtenido favores arbitrales en varios partidos de la temporada 2004-05.

“Esta victoria debe representar los fundamentos del nuevo fútbol italiano”, esperó el comisario extraordinario de la Federación Italiana (FIGC) Guido Rossi, que asumió el cargo tras la dimisión en mayo de Franco Carraro, acusado en el escándalo por sus vínculos turbios con varios dirigentes de equipos italianos.

“Dos grandes partidos van a mezclarse, el de la final en Berlín y el que debe devolver el propio fútbol italiano”, habían resumido ya el domingo la ministra de Deportes, Giovanna Melandri, que añadió: “El fútbol italiano no necesita ni amnistía ni venganza, sino verdad y justicia, porque nos encontramos ante el más grande escándalo de la historia del deporte italiano”.

Aunque ningún jugador ha sido llevado ante la justicia deportiva, 25 personas, entre ellas árbitros, jueces de línea, dirigentes y responsables de la Federación, están amenazadas de suspensión tras las investigaciones, sospechosos de haber participado en el arreglo de partidos en el campeonato italiano.

“Puede parecer raro ver a jugadores disputar la Copa del Mundo y correr el riesgo del descenso. Pero son todos jugadores de alto nivel y en caso de penalización, encontrarán otros equipos”, consideró Gennaro Gattuso, volante del Milan.