Martes, 11 de julio de 2006 | Hoy
Por falta de documentación en regla, ya sea sobre los vehículos o la mercadería, el inquieto recaudador provincial hizo incautar trece transportes de carga sólo en el primer día del operativo. Apoyo de Felipe Solá.
Por Cledis Candelaresi
“Es el misil Exocet más grande contra la evasión en la Argentina”, se entusiasmó ayer Santiago Montoya, después de la primera jornada de control de la mercadería en tránsito por las rutas con la nueva exigencia de presentar un Código de Transporte, por ahora sólo válida para los sectores de carne y combustible, ambos sospechados de evasión multimillonaria. Sólo en el primer caso, Rentas de la provincia de Buenos Aires perdió de recaudar el año pasado casi 240 millones de pesos en concepto de Ingresos Brutos por la subdeclaración de la actividad de frigoríficos, abastecedores y carnicerías. Los inspectores de esa dependencia incautaron ayer trece camiones de diversos rubros sin la documentación en regla, cuyos propietarios tienen diez días de plazo para regularizar la situación. La administración de Felipe Solá probó que este es un recurso eficaz: el propietario del TV de plasma secuestrado en pleno Mundial ayer pagó su deuda por Inmobiliario y Patentes para recuperar el aparato.
Desde ayer entró en vigencia la obligación de los empresarios de la carne y combustibles con ingresos gravados superiores a los 5 millones de pesos anuales de tramitar un código electrónico por cada operación de venta de mercaderías. Para el resto de las actividades, rige la misma obligación común de tener toda la documentación habitual, desde el remito o factura a la que acredite una habilitación específica, como los certificados del Senasa para el caso de transporte de ganado.
Obtener el COT es tarea muy sencilla para quien opera en blanco. Con sólo ingresar a la página web de Rentas, tipear su CUIT y precisar la carga y ruta, se obtiene electrónicamente ese código, que los inspectores luego puede chequear con la sola invocación de aquella clave. Sin necesidad de que el camionero muestre luego ningún papel. Pero es un trámite imposible para quien trabaje en el circuito informal.
Si un camión detenido en ruta tiene los papeles en regla pero no el código, le corresponde una multa que, en caso de reincidencia, puede llegar hasta 45 mil pesos; de no tenerlos, el camino es el de la incautación hasta que el propietario de los bienes regularice la situación o hasta que un juez disponga el decomiso.
Los trece camiones cuya carga fue incautada ayer transportaban bienes de los más diversos: leña, leche, hierro, autopartes y, por supuesto, animales. En San Antonio de Areco y Luján se sorprendieron camiones con cabezas de ganado que, amén de faltarles el Código, no tenían ni papeles de la autoridad sanitaria ni del vehículo.
El COT –que será también obligatorio para las empresas más chicas a partir de octubre– alimenta un circuito de inteligencia fiscal que permitirá en el futuro afinar controles cruzados. La idea es poder cotejar lo que se produce con lo que se despacha y, eventualmente, diseñar un “anillo” de inspectores que fiscalicen la carga en ruta para chequear qué pasa cuando hay sospecha de evasión.
La mira se focalizó en la carne, donde, según un estudio de Rentas, la evasión alcanza al 89 por ciento promedio. En el caso de los frigoríficos, la base imponible no declarada equivale al 83 por ciento de la actividad, porcentaje que sube al 87 en el caso de los abastecedores y trepa hasta el 96 por ciento en el caso de las carnicerías.
Un nivel alarmante de informalidad que los empresarios del sector desmienten con argumentos a veces insólitos. Miguel Schiaritti, titular de la Cámara de Industria de la Carne, acusó a Montoya de “tergiversar la verdad”. No se trata de que la industria evada sino que, a su juicio, simplemente no tiene la obligación de tributar Ingresos Brutos, ya que se trata de un gravamen “anticonstitucional”.
En el caso de los combustibles, a Rentas llamó mucho la atención que el nivel de despacho a plaza sea muy inferior al que se correspondería con el ingreso de petróleo a las refinerías. Sobre esta rareza Montoya busca identificar la burla al fisco y corregir la situación. Pero los controles ruteros permitirían confirmar otras sospechas y hasta desmantelar un presunto circuito de comercialización en negro de empresas alimenticias de primera marca que abastecerían en negro a un grueso núcleo de pequeños comercios.
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