Puntogol ST&M, el agente comercial exclusivo de la AFA, se vendió al grupo español Santa Mónica, tal como anticipara Página/12 en una nota publicada el 8 de enero pasado. Ahora, “el líder del marketing deportivo en España”, como se presenta en su página web, manejará la grilla de los sponsors oficiales que patrocinan al seleccionado nacional. A saber: Coca-Cola, Quilmes, Mastercard, Repsol-YPF, Carrefour, CTI, Banco Nación, Volkswagen, Villavicencio, Fibertel y Sanyo. No ocurrirá la mismo con Adidas, el contrato más importante que tiene vigente la AFA y por el que recibe unos 30 millones de pesos al año, que no pasan por Puntogol.

Los nuevos dueños son los españoles Jesús Samper Vidal y Romeo Cotorruelo Menta, presidente y vice del grupo con base en la ciudad de Murcia y cuyo principal operador en el país es el empresario Dardo De Marchi. Este último integró en cargos muy altos los directorios de Racing 2000 y San Lorenzo 2000, dos apéndices de Nuevos Clubes Argentinos, compañía que estuvo ligada al Banco Patricios, quebrado a principios de 1998. Esas iniciativas prosperaron en ambos clubes por sus críticas situaciones económicas durante las presidencias de Osvaldo Otero y Fernando Miele, respectivamente.

En España, el grupo Santa Mónica es a la Real Federación de Fútbol lo que Torneos y Competencias ha sido a la AFA aquí. El 14 de octubre de 2006, el periodista Javier Matallanes sintetizó así la cooperación en el periódico El Confidencial: “En los últimos meses, la federación ha podido sobrevivir económicamente gracias a los adelantos facilitados por Santa Mónica Sports, que le compró todos sus derechos de televisión y publicidad...”.

Puntogol quedó ahora en sus manos. Es la empresa que al 30 de junio del año pasado, y según el último balance de la AFA, le permitió cobrar 18.495.322,12 pesos por patrocinios de la selección nacional. Ingresos que, sumados al contrato con los rusos de Renova, al estratégico convenio con Adidas y a los que provienen por los derechos de televisión (sobre los que, aún hoy, no hay acuerdo con TyC y TSC) le permiten a la AFA recaudar millones que los clubes por ahora miran sin tener demasiado derecho a opinar. Excepción hecha de los más poderosos, Boca y River, que sí participan en las negociaciones con los dueños del fútbol televisado.