Miércoles, 27 de junio de 2007 | Hoy
DEPORTES › OPINION
Por Gustavo Veiga
No hay caso. Está comprobado que las palabras –incluidas éstas– se precipitan sobre la muerte. Una y otra vez. No importa en qué circunstancia, en qué escenario, si ahora o en el pasado. La triste función nunca termina. Hay quienes abusan de la grandilocuencia y ya no convencen. “Todos los que tienen responsabilidad van a ser castigados (...) Queremos que los delincuentes vayan a parar a la cárcel (...)”, afirmó ayer Javier Castrilli, después del desastre. Pero también hay quienes callan, que es una forma diferente de pronunciarse. No tienen nada que decir, porque jamás les importó un solo muerto. Su preocupación es que el negocio siga adelante. A lo que dé lugar. Por caso, las principales autoridades de la AFA, con Julio Grondona a la cabeza.
Un poeta latino, Marcial, escribió: “Más triste que la muerte es la manera de morir”. Y es cierto. El hincha de Tigre asesinado a piedrazos cayó lapidado como se hacía con las mujeres adúlteras en la Antigüedad. Una cruel como eficaz manera de provocar la muerte casi sin dejar huellas. Su sobrino, testigo del episodio, describió cómo un grupo de asesinos, identificado con Nueva Chicago, siguió tirando cascotes sobre el cuerpo de Marcelo Cejas ya moribundo. El hecho ocurrió en el barrio de Mataderos, un nombre cuyo origen está emparentado con el Mercado de Hacienda donde se sacrifica el ganado. El lunes, a un puñado de cuadras, se sacrificó a una persona. Habría que releer El Matadero, de Esteban Echeverría, para interpretar si, en clave actual, el fútbol no se ha convertido en un fresco de época semejante a la que inspiró aquel cuento, el más célebre del escritor y poeta romántico. Si fuera así, la realidad superaría nuevamente la ficción. Con muertes reales, de hombres reales, en un país real que nunca acaba de sepultar a sus víctimas cuando se trata de un simple partido de fútbol.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.