Los ojos de los hinchas de Lanús deben estar más abiertos que de costumbre, aunque seguramente durmieron poco y nada. Para ellos este miércoles puede ser su domingo de gloria. La ciudad amaneció convulsionada como ya es costumbre en las últimas semanas. Los carteles que anuncian el campeonato se adueñaron de la peatonal 9 de Julio, de Arias, de Guidi y de todas las calles; los kiosqueros ya no saben qué accesorio agregarle al escudo granate y las casas de deporte no dan abasto con las camisetas de Valeri y compañía.

Colas de hasta tres cuadras de largo, acariciadas por las gargantas de los propios hinchas ilusionados con el título, se formaron durante el día en la puerta de la sede de Lanús, para comprar entradas populares, en un clima de fiesta que anticipaba el que puede crearse esta noche en el estadio.

Hoy será como un feriado en la mente de todos los hinchas del equipo granate. Sólo se mirará con desconfianza el reloj, que parecerá no inmutarse ante tanta ansiedad. Los más memoriosos y quienes pintan canas evocarán antes de ir para la cancha al equipo de 1956, con el lujoso mediocampo formado por Guidi, Daponte y Nazionale, que se ganó el mote de Globetrotters y consiguió el primer subcampeonato de la historia del club.

Otros traerán a su memoria al equipo del `68 y se emocionarán al acordarse de las paredes que armaban Piazza, Minitti y Garmendia que generaron el apodo de Los Albañiles. Los jóvenes, en cambio, dirán que Schurrer, Cravero, Ibagaza y Hugo Morales fueron parte de la mejor generación de todas, ya que consiguieron la Copa Conmebol de 1996, con la que aquietaron la sed de títulos, pero, en definitiva, no lograron dar el gran salto.